Módulo 6: El educador de la niñez en edad temprana: promotor del aprendizaje

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Autoras:

Cruz E. Brugueras Cortés
Carmen Betzaida Berríos Báez

Co–autoras:

Ana María Delgado Albino
Lirio Martínez Miranda

Autoevaluación

Antes de comenzar la discusión de este módulo, te invitamos a reflexionar tomando en cuenta las siguientes preguntas:

  1. ¿Cuáles son las destrezas y competencias que deben caracterizar al profesional de la educación temprana?
  2. ¿Qué estrategias y prácticas apropiadas debe utilizar el profesional de la educación de la niñez temprana como facilitador de los procesos enseñanza y aprendizaje?
  3. ¿Cuál debe ser el papel del educador en un ambiente educativo, colaborativo, prosocial y constructivo?

Te invitamos a leer el módulo El educador de la niñez en edad temprana y participar de los diferentes ejercicios de aplicación que se presentan en el mismo. Mediante la lectura y la discusión con otros compañeros, conocerás experiencias de aprendizaje que te servirán de guía para construir y reconstruir conocimientos que te faciliten validar y legitimar tu efectividad, eficiencia y eficacia al utilizar las prácticas apropiadas. Te exhortamos a estudiar y disfrutar los contenidos del mismo.

Introducción

En los módulos anteriores, has tenido la oportunidad de estudiar y analizar, críticamente, cómo el compromiso y la responsabilidad con la educación temprana (0–6 años) tiene que ser una meta prioritaria en toda iniciativa de cambio social y educativo. Por lo tanto, los sistemas educativos de las sociedades actuales tienen que estar enfocados en garantizar un nivel óptimo de calidad, que abarque, entre otros componentes, la formación y cualificación de los educadores de la niñez temprana. Es necesario que estos últimos satisfagan plenamente las expectativas y demandas de la niñez temprana. Tienen que desempeñar y ejecutar un papel protagónico en la formación integral del niño junto a la familia, los centros y agencias pertinentes. Además, tienen que estar apoderados de técnicas, estrategias, modelos, enfoques y paradigmas que legitimen su desempeño y ejecución. De esta manera, podrán satisfacer las exigencias de una auténtica y genuina comunidad de aprendices preescolares, en la que predominen las condiciones favorables para el desarrollo social, físico, emocional, cognitivo y lingüístico de los niños.

La tarea de educar requiere que se atienda, tanto la función educativa, como la formativa/transformativa. Ambas exigen a los educadores destrezas y competencias profesionales y personales, teorías y prácticas pertinentes a la profesión. Igualmente, deben propiciar y mantener relaciones e interacciones entre maestros, padres, comunidad y niños. Como facilitador, guía y mediador del aprendizaje, el educador de la niñez temprana tiene que estar apoderado de las prácticas apropiadas para el crecimiento y desarrollo de los niños conforme a su edad y en correspondencia con los cambios que ocurren en los primeros seis años de su vida. Destacamos, a continuación, las prácticas apropiadas que todo educador debe considerar al trabajar con niños y niñas de edad temprana:

  1. Los educadores respetan, valoran y aceptan a los niños, tratándolos con dignidad en todo momento.
  2. Los educadores tienen como prioridad conocer a cada niño de manera individual.
    • Establecen relaciones interpersonales positivas con los niños, fortaleciendo su desarrollo y manteniéndose informados de sus necesidades y fortalezas.
    • Escuchan a los niños y adaptan sus respuestas de acuerdo a los intereses, estilos y habilidades de cada uno.
    • Apoyan las necesidades de movimiento, estimulación sensorial, alimentación y descanso de los niños.
    • Observan continuamente el juego espontáneo de los niños para conocer sus intereses y su progreso en el desarrollo.
    • Comprenden que los niños se desarrollan en el contexto de la familia y la comunidad.
    • Están alertas a la señales de eventos traumáticos y de tensión para minimizar los niveles de estrés en los niños y ayudarlos en su autocontrol.
  3. Promueven una interrelación intelectual a través de un ambiente retador, que fomente el aprendizaje y el desarrollo de los niños.
    • Utilizan su conocimiento sobre el desarrollo integral de los niños para reconocer lo que necesitan aprender y desarrollar en cada área de contenido.
    • Ofrecen a los niños la oportunidad de seleccionar opciones significativas mediante su participación activa en el proceso enseñanza–aprendizaje.
    • Organizan la rutina diaria y semanal, proveyendo tiempo razonable para que los niños construyan su conocimiento.
  4. Planifican y establecen las metas del currículo integral, considerando todas las disciplinas o áreas de contenido.
    • Incorporan una variedad de experiencias, materiales, equipo y diversas estrategias de enseñanza, considerando las necesidades particulares, nivel de madurez y experiencias previas del niño.
    • Incorporan, en la dinámica escolar, el lenguaje y la cultura del hogar de cada niño, al reconocer y hacer valer las contribuciones particulares de cada cual en el grupo.
    • Respetan el género, la raza, la religión, la estructura familiar y la cultura de los niños y sus familias.
    • Identifican las necesidades de cada niño, incluyendo a aquellos con necesidades especiales y deficiencias en el desarrollo.
  5. Apoyan el trabajo colaborativo y los intereses de los niños en proyectos importantes.
    • Utilizan una variedad de medios para flexibilizar el proceso enseñanza–aprendizaje.
  6. Desarrollan, refinan y utilizan un repertorio variado de estrategias de enseñanza–aprendizaje que fortalezcan el desarrollo y aprendizaje de los niños.
    • Motivan a los niños a ser partícipes en la planificación de las actividades.
    • Extienden el nivel de interés de los niños y el enfoque de sus pensamientos mediante la presentación de experiencias novedosas, ideas estimulantes, exposición de problemas, preguntas, comentarios y sugerencias.
    • Retan el aprendizaje de los niños a través de interacciones en las actividades iniciadas por ellos mismos o por el maestro.
    • Seleccionan una variedad de estrategias para apoyar el esfuerzo individual y colaborativo de cada niño en las actividades propuestas.
    • Guían directamente a los niños en la adquisición de destrezas específicas que sean necesarias.
    • Calibran el nivel de complejidad y reto de una actividad de acuerdo con la capacidad y comprensión de cada niño.
    • Proveen claves de andamiaje que les permiten a los niños alcanzar o lograr la tarea propuesta.
    • Fortalecen el sentido de confianza y competencia de los niños.
  7. Fomentan el desarrollo lingüístico y la lectoescritura en los niños.
    • Establecen un clima de respeto, de forma tal que los infantes, maternales y preescolares pueden ser escuchados y se responde a sus claves verbales y no verbales.
    • Procuran entender las necesidades y deseos de infantes, maternales y preescolares al reconocer y responder utilizando un lenguaje sencillo, correcto y claro.
    • Ayudan a los niños a entender el lenguaje hablado mediante el uso de láminas, objetos familiares, lenguaje corporal y claves físicas.
    • Apoyan el desarrollo y mantenimiento del lenguaje del hogar, siempre que sea posible.
    • Utilizan una variedad de vocabulario y se involucran en conversaciones con los niños acerca de sus experiencias.
    • Organizan el ambiente educativo rotulando las áreas, los materiales y equipos, fomentando la adquisición de vocabulario y la lectoescritura.
    • Integran actividades de música, arte, computadora, lectura de cuentos, juego dramático, entre otras, mediante las cuales los niños adquieren destrezas de lectoescritura.
  8. Facilitan el desarrollo de la responsabilidad y autorregulación, o autocontrol, en los niños.
    • Ayudan a los niños a aprender conductas socialmente apropiadas, proveyendo una guía consistente al nivel de desarrollo de cada uno de ellos.
APLICACIÓN:
Observa con detenimiento los siguientes visuales. A la luz de lo presentado en la introducción, indica cuáles de ellos demuestran prácticas apropiadas. Escribe la práctica apropiada en el espacio provisto y explica por qué.

El educador como profesional y sus cualidades personales

La educación de la niñez temprana se refiere a un grupo de ambientes diseñados y dirigidos a promover el desarrollo en los niños desde el nacimiento hasta los ocho años de edad (Gordon & Browne, 2000). Los maestros de los niños en edad temprana son quienes les ofrecen las primeras experiencias educativas fuera del hogar. Por esto, es necesario establecer cuáles son las características de los profesionales que tienen a su cargo esta gran responsabilidad.

Las expresiones de algunos padres con respecto a la vocación o el don de ser maestro les resultan familiares a los educadores. Son muchos los que dicen: “Hay que nacer para ser maestro”. Y la realidad es que los maestros de niños en edad temprana deben cumplir con ciertas características personales y profesionales para poder ofrecer un servicio de excelencia a tan especial población.

Según Wortham (2002), los maestros se caracterizan por ser perceptivos a todos los factores, ya sean positivos o negativos, que afecten la niñez temprana. De esta manera sus roles se enfocarán en ofrecer, consistentemente, ayuda al niño para que continúe desarrollándose a su máximo potencial.

Lo que antes era visto como una proyección futurista, hoy es una realidad. Los maestros de la niñez temprana han tenido que desarrollar estrategias educativas en las cuales se integre a la familia y la comunidad, con el fin de facilitar el aprendizaje de los niños de forma integrada. Para lograr esto, es necesario que los maestros desempeñen roles complejos, a través de los cuales fomenten el óptimo desarrollo de los niños, atendiendo sus necesidades y diferencias culturales e individuales. Además, será necesario trabajar en colaboración con los padres y otros profesionales, con quienes puedan desarrollar estrategias que faciliten el aprendizaje (Wortham, 2002).

Los maestros son observadores. Esta característica es necesaria y esencial en el desarrollo curricular. Si la observación se realiza de manera consistente, podrá conocer las fortalezas y las áreas de necesidad de cada niño. Así podrá determinar las estrategias y prácticas educativas que más favorezcan el progreso de los aprendices.

Gordon y Browne (2000), además, establecen que los maestros de niños en edad temprana deben ayudar a los padres tanto como a los niños. Esto implica que los educadores de este nivel deben tomar en consideración que para poder lograr las metas establecidas, deben trabajar en colaboración con los padres.

Nachmanovitch (2006) enumera las siguientes características que debe tener un educador:

  • es tierno y amoroso con los niños;
  • se muestra interesado por el desarrollo de los niños;
  • desarrolla relaciones positivas con los niños y sus familias;
  • se relaciona e interactúa con los niños de manera individualizada, así como en grupos pequeños;
  • crea ambientes educativos estimulantes;
  • da importancia al desarrollo emocional y social;
  • promueve que los niños expresen sus sentimientos;
  • fomenta el desarrollo del lenguaje a través de la expresión oral, extendiendo las conversaciones, haciendo preguntas y propiciando que los niños pregunten;
  • modula su tono de voz en la interacción con los niños, padres y colegas;
  • trabaja en colaboración con los padres;
  • son intelectualmente competentes.

Por otro lado —y en un tono más informal—, Gordon y Browne (2000) establecen que los maestros de educación temprana, en parte, dirigen el tráfico y son narradores de cuentos, mediadores de conflictos, psicólogos, custodios, oficinistas de archivos, plomeros, carpinteros, poetas y músicos, entre otros. Aunque parezca una broma, los que día a día trabajamos con niños, sabemos que, en algún momento, realizamos estas tareas u otras similares.

En el libro Developmentally appropriate practice in early childhood programs (Bredekamp & Copple 1997), la National Association for the Education of Young Children (NAEYC) presenta unas guías encaminadas a implementar prácticas apropiadas en los ambientes educativos con niños en edad temprana. Entre las mencionadas, podemos destacar que los maestros de educación temprana se caracterizan por:

  • respetar, valorar y aceptar a los niños, tratándolos con dignidad en todo momento;
  • establecer como prioridad conocer bien a cada niño;
  • establecer relaciones personales positivas con los niños, escucharlos y adaptarse a las necesidades, intereses, estilos y habilidades de éstos;
  • observar continuamente el juego espontáneo de los niños, sus interacciones con el ambiente físico y con otros niños, de manera que se pueda facilitar el desarrollo de experiencias apropiadas;
  • establecer relaciones positivas con las familias de los niños y conocer más acerca de las perspectivas y prioridades familiares;
  • estar alertas a cualquier señal de eventos traumáticos en las vidas de los niños para poder desarrollar estrategias de apoyo;
  • hacerse responsables de los niños bajo su supervisión.

Tomando en consideración que el maestro es la persona que implementa el programa educativo, deben destacarse en éste actitudes que reflejen:

  • interés,
  • entusiasmo,
  • creatividad,
  • empatía,
  • esperanza,
  • tolerancia,
  • entendimiento,
  • cuidado,
  • flexibilidad,
  • destrezas de comunicación apropiadas,
  • proyección de una imagen segura,
  • habilidad de involucrar a los niños de forma activa en las experiencias educativas.

Eliason y Jenkins (1994) plantean que los maestros de educación temprana deben mantener un balance entre la teoría y la práctica. En términos profesionales, repiten las ideas de Piaget, quien pensaba que los maestros de niños en edad temprana deben ser altamente calificados académicamente y que una preparación efectiva contribuye significativamente al desarrollo y aprendizaje de los niños. Los maestros deben reconocer que también son aprendices y estudiar continuamente sobre las prácticas apropiadas y estrategias efectivas de enseñanza para evolucionar a tono con las nuevas investigaciones y estudios.

Las exigencias académicas en la preparación de maestros han ido evolucionando a través de los años. Actualmente, bajo la Ley No Child Left Behind (Que Ningún Niño Quede Rezagado; NCLB, sus siglas en inglés) del 8 de enero de 2002, las exigencias académicas para los profesionales del campo educativo son aún más rigurosas. La Ley NCLB pretende lograr la igualdad en la calidad de la educación para todos los sectores y persigue que las escuelas cuenten con maestros altamente cualificados. Una de sus premisas establece que, para poder ofrecer servicios educativos de excelencia, es necesario contar con maestros de excelencia. A tales la ley requiere que los maestros cumplan con los siguientes requisitos antes de desempeñar sus funciones:

  • completar el grado de Bachillerato;
  • poseer certificación del Estado para el nivel educativo en el cual trabaja;
  • demostrar conocimiento y dominio de las materias que enseña.

Profesionales del campo educativo concuerdan en que hay ciertas variables que caracterizan a los maestros efectivos en el nivel preescolar. Algunas de estas son:

  • contar con entrenamiento profesional o grados especializados (según el nivel);
  • poseer competencias en educación temprana (maternal, preescolar o primaria);
  • mantenerse atento a las acciones de los niños;
  • organizar el ambiente y planificar experiencias para que haya un balance entre niños y adultos;
  • subdividir los grupos en centros o estaciones de aprendizaje más pequeños.
APLICACIÓN: Dinámica de grupo
A la luz de lo discutido, enumera una cualidad personal o actitud que caracteriza a un educador y sustenta tu posición con una de las prácticas apropiadas que destacan a un maestro de educación temprana.
Característica
Práctica apropiada

Visión del educador de cómo los niños aprenden

Los niños pequeños aprenden haciendo. Educadores e ideólogos, tales como Piaget, Montessori, Erickson, Elkind y otros, han demostrado que el aprendizaje es un proceso complejo que resulta de la interacción de los pensamientos del niño y sus experiencias con el mundo exterior (Bredekamp & Copple, 1997). El educador de la niñez en edad temprana tiene que ser un estudioso del desarrollo humano; reconocer que, en la educación temprana, cuidado y educación no son dos términos dicótomos, sino aspectos de un mismo proceso, y basar su práctica en los principios de desarrollo. Por lo tanto tiene una especial responsabilidad de proveer experiencias continuas a los niños en variedad de condiciones.

El fundamento de la práctica de un educador de la niñez en edad temprana es cuidar de los niños, disfrutar de su compañía, respetarlos como individuos y tratarlos con equidad. (Hendricks, 1998). Tiene la obligación de apreciar la niñez como una etapa única y valiosa del ciclo de vida; apreciar y apoyar los lazos entre el niño y sus familias; reconocer que los niños se entienden mejor en el contexto de la familia, cultura y sociedad; respetar la dignidad, el valor y la unicidad de cada individuo; ayudar a los niños a lograr su potencial en el contexto de las relaciones que se basan en la confianza, el respeto y la consideración positiva, y establecer relaciones interpersonales positivas con los niños para ayudarlos a fortalecer su crecimiento y desarrollo.

El educador es un observador continuo del juego espontáneo y de la interacción de los niños con los materiales, compañeros y adultos en el ambiente (esto lo realiza con el propósito de mantenerse informado y conocer las necesidades, potencialidades, intereses, y progreso en el desarrollo de los niños). La observación le permite estar receptivo al lenguaje y la cultura del hogar de cada niño para poder incorporarlo en la dinámica del salón de clases y así hacer valer las contribuciones particulares de cada uno. Además, permite al maestro reconocer las necesidades especiales de cada niño y apoyar el trabajo individual y colaborativo que realizan. En fin, la observación permitirá al maestro organizar el ambiente, utilizar los diferentes formatos de enseñanza, planificar currículo y estrategias apropiadas, teniendo en cuenta la flexibilidad y el establecimiento de un ambiente con sentido de comunidad.

La profesión de educación temprana coloca su fe y confianza en los niños como actores responsables del proceso educativo. Un concepto programático en programas de calidad es que los niños no son recipientes pasivos de información; por el contrario tienen un papel activo en la construcción de su entendimiento dentro de su contexto cultural. Por lo tanto, el conocimiento no es algo que se da a los niños como si fueran recipientes vacíos que hay que llenar. Cada sociedad necesita considerar lo que es valioso enseñar a sus niños, las destrezas que necesitan desarrollar y las disposiciones que deben poseer. La curiosidad natural y el deseo de que las cosas tengan sentido en su propio mundo motivan al niño a observar, a interaccionar con otros y los objetos, a buscar soluciones a los problemas para desarrollar el concepto de sí mismos, de otros y del mundo que les rodea.

Los educadores de la niñez temprana tienen la responsabilidad de apoyar directamente el desarrollo de lo niños, siendo guías y facilitadores que proveen oportunidades de construir conocimiento y desarrollar destrezas. Esto se logra ofreciendo momentos de enseñanza–aprendizaje, variadas experiencias educativas, proyectos, solución de problemas e ideas para explorar e investigar que sean de interés y satisfagan las necesidades de los niños. Las fortalezas de la niñez deben ser apoyadas mediante la participación activa en un ambiente óptimo que los estimule, los desafíe y refuerce las prácticas apropiadas, todo esto basado en su conocimiento sobre el perfil de desarrollo del niño y su aprendizaje; considerando todas las variaciones de los niños a su cargo sus experiencias, intereses y fortalezas.

Las experiencias que se les provean a los niños definen las percepciones que éstos tendrán de las experiencias educativas (Jalongo & Isenberg, 2000). Las experiencias tempranas afectan las que tendrán más tarde en la vida. Por ello, las primeras deben tener en cuenta el bagaje de conocimiento que posee el niño, de forma tal que se puedan involucrar en actividades significativas.

Las investigaciones neurocerebrales han establecido que la educación temprana es el momento crítico para sentar la base de conocimiento para el aprendizaje. Durante estos años, el cerebro forma su red de conexiones neurales, que darán forma a su circuito cerebral. Las experiencias que se ofrecen durante estos primeros años impactarán el desarrollo del cerebro; deben promover el pensamiento creativo y estratégico, promover el aprendizaje a través de interacciones sociales y permitir a los niños hacer sentido de su aprendizaje aplicándolo a otras situaciones. También, deben tener en cuenta las diferentes formas de aprender de los niños y de demostrar su conocimiento.

El aprendizaje es individual; por lo tanto, no todos los niños aprenden de la misma forma, ni al mismo ritmo, o tienen el mismo interés. Howard Gardner (1993) sugiere que construimos conocimiento a través de ocho formas diferentes de inteligencia, lo que provee múltiples formas de destrezas de aprendizaje, conceptos y estrategias. Las Fotos 1 a 4 demuestran a los niños trabajando en diferentes actividades, en apoyo a lo discutido hasta el momento.

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Gabriela Mistral (2004), poetisa chilena, explica bellamente por qué las experiencias deben ser enriquecidas:

“Muchas cosas que necesitamos pueden esperar, el niño no. Ahora es el momento en el cual sus huesos son formados, su sangre está siendo formada y su mente desarrollada. Para él no podemos decir mañana, su momento es ahora.”

Según nos demuestran las fotografías, un maestro preescolar debe usar múltiples estrategias instruccionales para optimizar los enfoques y oportunidades de aprendizaje de los niños. Las mismas deben ser abiertas y cerradas, dirigidas por los adultos u orientadas por el niño.

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Que un maestro considere todas estas diferencias al seleccionar e implementar los enfoques educativos ayuda a que el niño tenga éxito en su aprendizaje. Los métodos, técnicas y estrategias de enseñanza apropiadas que use el maestro deben permitir al niño la oportunidad de explorar con los materiales, compañeros y adultos. Un maestro que usa prácticas apropiadas piensa cuidadosamente acerca del contexto de aprendizaje y el formato conveniente para que los niños logren los objetivos.

Hay cuatro formatos principales de aprendizaje: grupo grande, grupo pequeño, rutina y centros o áreas de juego. Cada uno tiene su función y su valor (véase el recuadro 1, “Formatos de aprendizaje”, el cual presenta diferentes formas de aprendizaje que son usados por los educadores de edad temprana y que están de acuerdo con las prácticas apropiadas).

Recuadro 1

Formatos de aprendizaje según Bredekamp Grupos grandes – Conocido por muchos nombres en la educación temprana: asamblea, línea, cerco, entre otros. Este tipo de grupo es ideal para la discusión de un tema, hacer planes y proveer a los niños información y experiencias que el maestro quiere estar seguro que todos compartan. Este tipo de reunión también es oportuna para que los niños aprendan y practiquen destrezas, tales como hablar en grupo sobre sus experiencias, escuchar a los demás, realizar trabajo cooperativo, además de ofrecer y procesar nueva información. Grupo pequeño – Trabajar con niños en grupo pequeño permite al maestro expandir su oportunidad para observarlos e involucrarlos en la acción. Se usa para introducir una nueva destreza o llevar a los niños a trabajar en un problema o un concepto previamente presentado. Pueden llevarse a cabo durante la parte del día que se dedica a los centros de aprendizaje. Los grupos pequeños varían en tamaño: de tres a cinco niños. En este formato, el maestro puede dar atención más focalizada o proveer apoyo y reto de acuerdo a las necesidades y los niveles individuales. Juego libre en centros de interés – Un salón en un lugar de educación temprana está dividido por centros de interés, que ofrecen a los niños una variedad de opciones para que se involucren en juego libre. Algunos centros de interés comunes son: bloques, juego dramático, arte, manipulativos, música, lectoescritura, biblioteca e investigación. El juego que se lleva a cabo en estos centros promueve el desarrollo integral y el aprendizaje de los niños. Para cada uno de estos centros, el maestro ha seleccionado materiales y actividades que apoyen las metas educativas. Además, debe observar lo que se realiza en cada centro para que esto le sirva como guía para su planificación posteriormente. Rutinas diarias – A través de las rutinas de llegada, salida, recogido del salón, lavado de manos, meriendas, comidas y las transiciones ocurre variado aprendizaje. Por ejemplo, al terminar con el grupo grande, la maestra puede cantar una canción que fortalezca algunas destrezas fino motoras que los niños necesitarán más adelante para agarrar adecuadamente el pincel o el lápiz que utilizarán para pintar o escribir su nombre, respectivamente. Las destrezas que se ejercitan durante las rutinas son prácticas, funcionales y, por lo tanto, muy significativas para los niños. Además, son una buena oportunidad para que conversen unos con otros y con sus maestros, estimulándolos así a que se involucren en conversaciones de mayor duración.

Un principio importante al usar estos formatos es reconocer las señales de los niños, sus intereses y su perfil. El juego y el aprendizaje en un salón de educación temprana ocurre de forma individual, grupal, informal y en centros de interés. Por lo tanto, diversificar los mismos permite al maestro hacer preguntas a los niños, ofrecer señales y notar lo que cada uno es capaz de hacer o en qué tiene necesidad o dificultades. Dichos formatos ofrecen la oportunidad al maestro de interactuar frecuentemente con los niños, involucrarlos en conversaciones y modelar para ellos usando nuevos métodos. A los niños, les permiten seleccionar de entre una variedad de actividades.

APLICACIÓN:
Escribe una actividad que pueda ser realizada en cada uno de los formatos de aprendizaje enumerados a continuación. Luego, comparte con otros compañeros y reflexiona acerca de cuán apropiadas son estas actividades para cada formato y para el nivel de edad temprana.

Formato
Actividad
Grupo grande
Grupo pequeño
Centros o áreas de juego
Rutina

El educador de la niñez temprana, en su papel de facilitador —que fluye de un centro de interés a otro, de un niño a otro, apoyándolos en la exploración y uso de los materiales—, debe usar diversas estrategias en su comunicación y diálogo con los niños. De esta forma, podrá apoyarlos en el proceso de enseñanza–aprendizaje para convertirse en aprendices activos, en constructores de su propio conocimiento. (En el recuadro 2, “Estrategias” se presentan ejemplos que son apropiados y que un educador de la niñez temprana puede usar al trabajar con los niños.)

APLICACIÓN:

Luego de haber leído el recuadro de estrategias, analiza los siguientes ejemplos e indica en el espacio provisto qué tipo de estrategia es. Además, determina si la misma es o no apropiada.

  1. Eso estuvo divertido. ¿Te sientes feliz por haber tratado?
    ESTRATEGIA: _________________________
  2. Tú te has comportado muy bien hoy; toma este sellito (“sticker”).
    ESTRATEGIA: _________________________
  3. Los dinosaurios existieron hace millones de años. El apatosaurio se distinguía por tener un cuello largo que le permitía comer las hojas de los árboles.
    ESTRATEGIA: _________________________

Recuadro 2
Estrategias

Las siguientes son estrategias que puede usar un maestro al enseñar, para promover el desarrollo y aprendizaje de los niños de acuerdo con las prácticas apropiadas. Las mismas están adaptadas del libro Basics of developmentally appropriate practice (previamente citado).

  • Reconocimiento. Dar atención positiva, que deje saber al niño que usted se percató de lo que dijo o hizo: “Diego, escribiste tu nombre en el dibujo”, “Gracias por tu ayuda”.
  • Alentar. Ofrecer comentarios y acciones no verbales que promuevan la persistencia y el esfuerzo de los niños: “Alana, la historia que haces sobre el perro me permite tener una idea clara de cómo es”, en vez de decir: “Buen trabajo, Alana”.
  • Retrocomunicación efectiva. Ofrecer comentarios específicos sobre el desempeño del niño: “Rosa, esta letra es una ‘d’; se parece a una ‘b’, pero la escribimos del otro lado”.
  • Modelar. Desplegar, para el niño, una destreza o una forma deseable de conducta. Susurre cuando desee que los niños bajen la voz; modele cooperación en la solución de problemas, por ejemplo: “Ambos quieren usar la pala, vamos a buscar juntos otro juguete que pueda servir para mover la arena”.
  • Demostrar. Enseñe la forma correcta de llevar a cabo un procedimiento que necesita ser realizado de cierta manera. Ejemplo: cómo usar un martillo para darle a los bloques o cómo lavarnos las manos.
  • Crear o añadir un reto. Genere un problema o añada dificultad a una tarea o paso para que vaya un poco más allá de lo que ya los niños dominan. Por ejemplo: si el niño domina tirar la bola por la abertura de la boca grande del payaso, haga huecos en los ojos para que la lancen ahora por los agujeros más pequeños.
  • Establezca una clave, señal o cualquier otra asistencia. Ayude a los niños a trabajar al límite de su competencia. Por ejemplo: rotule los cubículos con retratos y nombres. Luego que el niño pueda reconocer su nombre, remueva los retratos.
  • Provea información. Ofrezca datos directamente a los niños: “Los pingüinos son pájaros que viven en el Polo Norte”; mencione nombres verbales: “Esto es un cuadrado”.
  • Ofrezca direcciones. Estas son instrucciones específicas para la acción y conducta del niño: “Vierte las habichuelas de este envase a aquel otro, con cuidado para que no se te derramen”.

Las experiencias de aprendizaje más efectivas se construyen sobre lo que los niños ya saben y pueden hacer, pero también tenemos que motivarlos a que practiquen habilidades que están en proceso de adquirir. Éstos necesitan sentir que dominan una destreza y que tienen éxito con ella, no ser ajorados para llegar al siguiente reto. Una vez que dominan una destreza o un concepto están listos para el próximo.

Cuando un niño comienza un nuevo reto, requiere apoyo de su maestro para poder manejarlo. Cuidado: no ofrezca demasiada ayuda; la meta es proveer el apoyo necesario para efectuar una tarea que todavía no puede realizar por sí solo. Por ejemplo, si el fin es que el niño escriba la primera letra de su nombre, la maestra debe estar su lado para alentarlo, no para cogerle la mano y ayudarlo a trazarla. Según el niño maneja la nueva destreza o adquiere el nuevo entendimiento, la maestra reduce su apoyo. Este andamiaje es usado para ayudar a los niños a progresar en todas las áreas de su aprendizaje y desarrollo a través del día (Philips, 2002; Rice, 1998). El mismo, que se basa en las estrategias que ya presentamos en el recuadro, puede ocurrir de varias formas:

  • haga preguntas o dé claves para alertar a los niños a algún aspecto de la tarea: “Vas a colocar los cuadrados rojos y los azules juntos o los vas a colocar en grupos separados”;
  • añada sugerencias o claves de alguna forma —láminas o dibujos— con el texto para que el niño pueda relatar una historia;
  • haga parejas con los niños que tienen fortalezas complementarias; de esta manera pueden realizar actividades juntos que por sí solos no hubieran podido lograr.

Los maestros deben comprender que los niños se desarrollan en el contexto de la familia y la comunidad. Por este motivo, hay que establecer relaciones interpersonales con las familias con el propósito de conocer más sobre la vida del niño en su hogar y así identificar otras perspectivas o prioridades significativas en las vidas de cada uno de ellos.

No existe una serie de valores culturales correctos; el maestro debe reconocer la multiplicidad de perspectivas. Por ejemplo, es importante conocer los métodos de crianza de la familia y sus expectativas para que, de alguna forma, el maestro pueda integrarlos al proceso enseñanza–aprendizaje, a la misma vez que respeta las normas y valores de las familias. Kostelnik, Soderman y Whiren (2004) nos indican que las expectativas que un maestro tenga para con el niño debe ser congruentes y pertinentes a lo que espera su familia; de esta forma es más productivo para el niño.

APLICACIÓN:
Tomando en consideración que los padres son los educadores primarios de sus hijos y que los niños se desarrollan en el contexto de la familia y la comunidad, reflexiona y discute con tus compañeros qué estrategias puede integrar un maestro en el proceso de enseñanza–aprendizaje.

El Educador: promotor de un ambiente educativo, colaborativo, prosocial y constructivo

La niñez de edad temprana debe participar de experiencias que le permitan un desarrollo integral óptimo. Este debe ser el norte de todo profesional del campo de la educación dedicado a esta población. El maestro de educación temprana tiene que atender prioritariamente las aspiraciones, la socialización, la autoestima, la motivación y la confianza de los niños y niñas preescolares. De esta manera, los estará capacitando para su progreso y desarrollo a medio y largo plazo. Dicho de otra manera: si los educadores de la niñez temprana no se ocupan de validar sus conocimientos acerca del desarrollo humano y reconocer que, como causa y efecto, los primeros 6 años de vida son cruciales, no podrán crear la atmósfera y el ambiente adecuados para realizar las actividades apropiadas para el nivel de los niños y las niñas.

Es de vital importancia que el educador de la niñez temprana aprenda a manejar la realidad que va a encontrar en los niños y niñas, la misma se puede manejar al comprender que cada uno de ellos va a ser distinto, dependiendo su procedencia, sus experiencias, nivel de socialización, estilos de aprender, hábitos y costumbres. Es imprescindible, pues, que comprenda y esté dispuesto y preparado para utilizar diferentes métodos que puedan ser alineados con las particularidades antes mencionadas. Como consecuencia, a mayor diversidad, más heterogéneas serán las estrategias y técnicas educativas en correspondencia con los materiales a ser utilizados.

El aspecto cultural también es de suma importancia cuando se va a trabajar con información que debe guiar y facilitar actividades y juegos adecuados a la realidad del niño y la niña. Es responsabilidad del maestro y la maestra de educación temprana reevaluar materiales, enfoques y métodos para que respondan, de manera auténtica y genuina, a dicha realidad. Hay que reforzar que los niños y niñas aprenden haciendo. La experiencia tiene que ser significativa, retadora y creativa para evitar que el niño se aburra y disminuya su interés por desarrollar y utilizar las habilidades relacionadas con su desarrollo físico, social, emocional, cognitivo y lingüístico.

APLICACIÓN:
Lee la historia a continuación. Analiza, reflexiona e indica cómo cambiarías esta historia, tomando en cuenta las prácticas apropiadas de los educadores de la niñez temprana.

La lección de la mariposa
Autor desconocido

Un día, una pequeña abertura apareció en un capullo. Un hombre se sentó junto a él y observó durante varias horas cómo la mariposa se esforzaba para que su cuerpo pasase a través de aquel pequeño agujero. Entonces, pareció que ella sola ya no lograba ningún progreso. Parecía que había hecho todo lo que podía, pero no conseguía agrandarlo. Entonces el hombre decidió ayudar a la mariposa: tomó unas tijeras y cortó el resto del capullo.

La mariposa entonces, salió fácilmente. Pero su cuerpo estaba atrofiado, era pequeño y tenía las alas aplastadas. El hombre continuó observándola porque él esperaba que, en cualquier momento, las alas se abrirían, y se agitarían, y serían capaces de soportar el cuerpo, que a su vez se iría fortaleciendo. Pero nada de eso ocurrió. La realidad es que la mariposa pasó el resto de su vida arrastrándose con un cuerpo deforme y unas alas atrofiadas. Nunca fue capaz de volar. Lo que aquel hombre no comprendió, a pesar de su gentileza y su voluntad de ayudar, era que ese capullo apretado que observaba aquel día, y el esfuerzo necesario para que la mariposa pasara a través de esa pequeña abertura, era el modo por el cual la naturaleza hacía que la salida de fluidos desde el cuerpo de la mariposa llegara a las alas, de manera que sería capaz de volar una vez que estuviera libre del capullo.

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El educador tiene la responsabilidad de apoyar el aprendizaje de los niños y de las niñas proveyéndoles un ambiente propicio y estimulante, valorando y respetando el nivel de conocimientos previos que traen, creando las condiciones favorables para que aflore la motivación de éstos por experimentar y explorar. Una de las falacias al trabajar con niños es la presunción de que el adulto es el que siempre tiene la razón y que el papel legítimo del niño es obedecer. Autocontrol es ayudar a los niños a aprender y adquirir responsabilidad por su conducta. Estos deben aprender a juzgar lo que es bueno y malo por sí mismos.

Al promover el autocontrol, los educadores deben establecer límites claros, razonables y consistentes ante las expectativas de comportamiento de los niños, permitiéndoles reconocer lo que es o no es aceptable. Evaluará la conducta del niño y usará estrategias de apoyo que promuevan una conducta positiva. De acuerdo con la capacidad de los niños, se debe promover que los mismos establezcan las reglas o normas de comportamiento que se esperan de los miembros del grupo. El maestro debe ser capaz de notar patrones en las conductas retadoras de los niños para ofrecerles respuestas bien pensadas, consistentes e individualizadas. Los educadores redirigen a los niños hacia una conducta aceptable y utilizan los errores de éstos como oportunidades de aprendizaje que sirvan para recordarles las reglas y expectativas de comportamiento. Al ayudar a los niños en el desarrollo de su autorregulación y autocontrol, el educador escucha y comprende sus sentimientos y frustraciones, responde con respeto y los guía a resolver sus conflictos, modelando destrezas que les permitan resolver los problemas. Los niños necesitan comprender que está bien tener toda clase de sentimientos, pero la manera de expresarlos debe ser la más apropiada.

APLICACIÓN:
Lee la siguiente situación y escoge cuál de las dos respuestas del maestro es la apropiada; explica por qué.

Luis, Pedro y María están jugando en el área de juegos manipulativos. Las reglas establecen que cada niño espere su turno. El ganador será el primero en llegar a la meta. Luego de varias oportunidades durante el juego, Luis nota que se está quedando atrás. En ese momento, toma el juego en sus manos y lo tira contra el suelo, diciendo: “¡Este es un juego estúpido!”. Pedro y María se confunden y se alteran. Respuestas del maestro…

_____1. El maestro le dice a Luis que no está utilizando los materiales correctamente y es culpable de terminar el juego. Además, le dice que su conducta es errónea, que tiene que recoger el desorden y disculparse con sus compañeros.

_____2. El maestro llega hasta los niños y les pregunta qué pasó, mientras toca el hombro de cada uno y los trae a un círculo pequeño. Cada niño expresa lo que cree que sucedió y cómo se sintió. El adulto resume los comentarios y establece el problema. Entonces les dice: “Ustedes estaban jugando y luego las piezas estaban en el piso. Parece que Luis no quería jugar y no supo qué hacer…” El maestro pregunta a los niños si hay otras formas de resolver el problema.

Escribe dos ejemplos de frases que utilizas para promover el autocontrol y dramatiza las mismas ante el grupo.

Frase 1: ______________________________________________

Frase 2: ______________________________________________

La ética profesional y el educador de la niñez temprana

La ética profesional es una de las cualidades fundamentales de un educador de la niñez temprana. La misma se define como los compromisos morales de una profesión y se extiende, o implica, la reflexión sobre la moralidad de cada persona en y fuera de su trabajo.

La Asociación Nacional de Educadores de la Niñez Temprana (NAYEC) aprobó y adoptó un código de conducta ética y compromiso profesional en 1989. Este código, que es revisado cada cinco años, provee unas guías acerca del tipo de compromiso que se espera de los educadores de la niñez temprana. La NAEYC reconoce que las personas que trabajan con niños pequeños tienen que tomar, cada día, muchas decisiones de naturaleza moral y ética.

El Código de Conducta Ética de la NAEYC presenta guías y normas para mantener una conducta responsable y aceptable ante las principales disyuntivas éticas que podemos encontrar en la educación temprana. Asimismo, establece un cimiento común para resolver los dilemas éticos que se presentan en el cuidado y la educación de niños pequeños. Estas normas se basan en una serie de valores que parten de la historia de la educación temprana:

  • apreciar la niñez como una etapa única y valiosa en la vida;
  • basar el trabajo en el conocimiento del desarrollo del niño;
  • apreciar y apoyar la relación entre el niño y su familia;
  • reconocer que a los niños se les comprende mejor en el contexto familiar y sociocultural;
  • respetar la dignidad, la entidad y la unicidad de cada individuo (niño, familia y colega);
  • ayudar a los niños a alcanzar su máximo potencial en el contexto de sus relaciones, que se basan en el respeto, la confianza y la justicia.

El Código se enfoca, principalmente, en la práctica diaria con los niños y sus familias, con programas que van desde el nacimiento hasta la edad de ocho años. Las disposiciones de este código también se aplican a especialistas que no trabajan directamente con los niños, incluyendo administradores de programas, educadores de padres, profesores de maestros preescolares y funcionarios responsables de la inspección y certificación de programas. Dicho código se divide en cuatro secciones de responsabilidad ética, a saber: con niños, con familias, entre colegas y con la comunidad y la sociedad (www.naeyc.org).

Los principios y valores personales son la base para los valores profesionales. Estos guían las decisiones que hacemos en el ámbito laboral.

Los valores se definen como cualidades o principios que los individuos consideran deseables o dignos y que tienen en gran estima para sí, para otras personas y para el mundo en el que viven. Los valores centrales son compromisos mantenidos por una profesión, que sus practicantes abrazan intencional y conscientemente porque contribuyen al bien de la sociedad. La moralidad, por su parte, incluye los puntos de vista que tiene la gente sobre lo que es bueno, correcto y apropiado; las creencias acerca de sus obligaciones, y sus ideas sobre cómo deben comportarse (Devine, 2001; Bromfield, 2000; Klass, 1999).

El recuadro 3, “Valores del educador de la niñez temprana” nos describe cuáles deben ser los valores relacionados con los niños, las familias y los colegas. Las responsabilidades éticas con los niños y las niñas de edad temprana conllevan el reconocer que esta edad es única y valiosa en el ciclo de vida. Es responsabilidad primordial del educador proveer un ambiente seguro, saludable, enriquecedor y significativo para los niños. Nuestro compromiso firme es apoyar el desarrollo de los niños partiendo de sus diferencias individuales, ayudarles a aprender a vivir y a trabajar cooperativamente y promover su autoestima.

Recuadro 3
Valores del educador preescolar en relación con:

Los niños y niñas:

  • Reconoce que cada niño o niña es un ser único con sus propias fortalezas y particularidades.
  • Ayuda a los niños y niñas a desarrollarse integralmente, considerando, de forma balanceada, su nivel de desarrollo físicomotor, social, emocional, cognoscitivo, lingüístico y creativo.
  • Promueve medios apropiados para que los niños y niñas puedan construir conocimiento y aprender efectivamente de las actividades significativas y educativas.
  • Aprecia la etapa de la niñez como una etapa única y valiosa como parte del ciclo de vida.
  • Fundamenta sus prácticas educativas en los conocimientos que posee sobre el desarrollo y la educación apropiada de la niñez preescolar.

Los colegas:

  • Reconoce y respeta a cada individuo como un ser humano único.
  • Apoya a sus colegas para que puedan alcanzar sus metas y todo su potencial como educadores en un programa de enfoque curricular constructivista.
  • Motiva a sus compañeros y compañeras para que fomenten el bienestar total de la niñez preescolar en una atmósfera segura y saludable.
  • Promueve el desarrollo profesional continuo de sus colegas al pertenecer a organizaciones magisteriales y al asistir a diversas actividades que fortalezcan su profesionalismo como educadores y educadoras de la niñez preescolar.
  • Aboga en conjunto a sus colegas por los derechos de la niñez. Los padres, madres y custodios.
  • Establece y mantiene una relación positiva de respeto mutuo.
  • Apoya a los padres, madres y custodios en las etapas de crianza de sus hijos e hijas.
  • Utiliza medios de comunicación éticos con los familiares de los niños.

Las familias son la base primordial en el desarrollo de los niños. El término familia puede incluir otros miembros —además de los padres— que sean responsables del niño. Partiendo de que, tanto la familia, como el educador de edad temprana, tienen como interés común el bienestar del niño, se les otorga la responsabilidad de colaborar en conjunto con el fin de fortalecer su desarrollo.

El compromiso ético con los colegas conlleva un ambiente de trabajo con cooperación, ternura y dignidad humana, en donde se promueve la satisfacción profesional y se modelan las relaciones positivas. La responsabilidad primordial es establecer y mantener unas relaciones y un ambiente óptimos que sustenten el trabajo productivo y faciliten el cumplimiento de las relaciones profesionales. El programa preescolar opera dentro del contexto de la comunidad inmediata de las familias y de otras instituciones relacionadas con el bienestar de los niños. Nuestras responsabilidades a la comunidad son proveer programas que atiendan las necesidades y colaboren con agencias y profesionales responsables por los niños.

Toda la sociedad tiene la responsabilidad de velar por el bienestar y la protección de los niños, así como nosotros, los especialistas en el desarrollo del niño, debemos reconocer la obligación de servir de portavoces de los niños en todo momento y en todo lugar (Feeney & Freeman, 1999; NAEYC, 2005).

El diagrama que presentamos a continuación demuestra cómo el educador de la niñez temprana, al usar sus valores personales y los principios de ética profesional puede ayudarse a guiar las acciones éticas que tome concernientes a los niños, padres, colegas y la comunidad en general.

diagrama

William Ayers (1995) explica que poseer una dimensión ética es crítica para convertirnos en educadores exitosos. Este autor señala que enseñar es un trabajo intelectual y ético. Este requiere la atención de personas que cuestionen, analicen, critiquen y sean cuidadosos, si es que se va a realizar bien. Aunque siempre hay más que aprender y conocer como maestros, el corazón de la enseñanza es un amor apasionado respecto a los estudiantes. El trabajo de enseñar requiere luchar para ver cada estudiante de manera dinámica, crear ambientes que protejan y reten la amplia gama de estudiantes, construyendo puentes con cada aprendiz sobre lo que conoce y no conoce.

Un dilema ético es un conflicto moral que entraña la determinación de conducta apropiada cuando un individuo hace frente a valores profesionales y responsabilidades contradictorios. Los siguientes son algunos ejemplos de estos dilemas con los que se puede confrontar un educador de la niñez temprana.

  • Un niño del grupo es fuerte y agresivo con los demás, y los golpea; los niños sienten miedo y sus padres se quejan de la situación.
  • Una madre le pide al maestro que no deje a su niña dormir durante el día, pues tanto ella como la niña necesitan acostarse temprano.
  • Un niño del grupo, de padres amigables y colaboradores, llega con señales de abuso físico.
  • El director y otros maestros del programa esperan que usted trabaje con niños de 3 y 4 años usando hojas sueltas de trabajo (destrezas), en vez de actividades activas, concretas y apropiadas a su desarrollo integral.

Es importante, como educador de la niñez temprana, que demuestre su ética respetándose a usted mismo y a los demás; que posea buenas destrezas de comunicación; que demuestre un compromiso genuino con la profesión y el programa para el cual trabaja. Al resolver situaciones éticas, reflexione durante el proceso y luego del proceso. En su grupo de trabajo, esbocen una Declaración de Compromiso Ético del Programa.

APLICACIÓN
  • Identifique seis valores personales que te han llevado a seleccionar la profesión o posición relacionada al trabajo con niños y niñas de edad temprana – preescolar.
  • Destaque las acciones y trabajos que hace con la niñez y sus familias, que reflejan los valores presentados.
  • Piense en un maestro o una maestra que ha influido positivamente en su vida. ¿Qué valores personales demostró?
  • Decore creativamente una caja, de forma tal que demuestre los valores y principios profesionales que se compromete a cumplir y aportar en la comunidad activa y educativa del programa.

Esperamos que, a la luz de lo discutido en este módulo, haya podido reflexionar acerca de su función como educador en acción. Aspiramos a que el mismo contribuya a su desarrollo profesional mediante las destrezas y estrategias adquiridas que le faciliten cumplir con las prácticas apropiadas.

ORACIONES ESENCIALES

  1. Los educadores de la niñez temprana respetan, valoran y aceptan a los niños, tratándolos con dignidad en todo momento. (Introducción).
  2. Los educadores de la niñez temprana son profesionales que reflejan entusiasmo, creatividad, interés, empatía, tolerancia, entendimiento y amor en el trabajo que realizan con niños, familia y comunidad. (El maestro como profesional).
  3. Los educadores de la niñez temprana tienen la responsabilidad de apoyar el crecimiento y desarrollo de los niños, siendo guías y facilitadores que proveen oportunidades para construir conocimientos y desarrollar destrezas. (Visión del Educador).
  4. Los educadores de la niñez temprana deben establecer límites claros, razonables y consistentes ante las expectativas de comportamiento de los niños para promover su autocontrol. (Promotor de un ambiente colaborativo, prosocial y constructivo).
  5. Los educadores de la niñez temprana, como generadores de un ambiente prosocial, deben atender prioritariamente la socialización, autoestima, motivación y confianza de los niños y niñas preescolares, para promover su desarrollo óptimo.
  6. Los educadores de la niñez temprana tienen una responsabilidad ética con los niños, las familias y sus colegas.

Autoevaluación

Una vez leído y discutido el módulo El educador de la niñez en edad temprana, te invitamos a que reflexiones nuevamente, a la luz del conocimiento construido, en el análisis que realizaste en la preprueba, utilizando las siguientes preguntas:

  1. ¿Cuáles son las destrezas y competencias que deben caracterizar al profesional de la educación temprana?
  2. ¿Qué estrategias y prácticas apropiadas debe utilizar el profesional de la educación de la niñez temprana como facilitador de los procesos enseñanza y aprendizaje?
  3. ¿Cuál debe ser el papel del educador en un ambiente educativo, colaborativo, prosocial y constructivo?
  4. ¿Ha habido algún cambio en la reflexiones realizadas antes y después de la lectura del módulo? Explica por qué.

Referencias

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RECURSOS

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  • Miller, D. (2002). Preschool multiple intelligences. Grand Rapids, Michigan: Fearon McGraw Hill.

RECURSOS EN LÍNEA

Child Care Information Exchange

Zero to Three

The Sloan Consortium, Effective Practices

Gryphon House Books

TeacherNet

ASOCIACIONES

Asociación Puertorriqueña para la Educación de la Niñez en Edad Temprana

Association for Childhood Education Internacional

Children’s Foundation

International Reading Association

National Association for the Education of Young Children

REVISTAS PROFESIONALES

Child Care Informational Exchange

Child Development

Childhood Education

Exceptional Children

The reading Teacher

Young Children