Autores:
Annette López de Méndez, Ed.D.
Rafael Ortiz López, Ed.D.
María de los Ángeles Agrinsoni de Olivo, M. Ed.
Germie Corujo Martínez, Ed.D.
Wanda Figueroa Fuentes, Ph.D.
Introducción
Annette López de Méndez, Ed.D.
Hace más de diez años, la Fundación Ángel Ramos estableció la Iniciativa Preescolar, una estrategia dirigida a fomentar una educación de calidad en la niñez temprana, cuyo fin es contribuir a forjar mejores ciudadanos. Los esfuerzos de esta iniciativa van dirigidos a los maestros y las maestras que atienden la niñez temprana (0-6 años), y cumplen con el propósito de promover en estos los valores y las competencias para elevar la calidad del servicio educativo que se ofrece a dicha población. Bajo esta iniciativa, el Proyecto ALCANZA ha asumido la responsabilidad de generar una serie de módulos y ofrecer una secuencia de talleres sobre temas de interés que promueven el desarrollo profesional de maestros, cuidadores y otro personal. La meta consiste en impactar a todos los educadores en Puerto Rico y familiarizarlos con las prácticas apropiadas establecidas por la National Association for the Education of Young Children (NAEYC) y que definen los criterios asociados a un servicio de calidad.
Este módulo, La familia, donde empieza todo, se enfoca, como propósitofundamental, en las relaciones saludables y efectivas entre los centros y las familias. La importancia de este tema se fundamente en que la familia, junto a los maestros y los cuidadores, son las personas que ejercen mayor influencia en el aprendizaje de los niños y niñas. Desde su nacimiento, el niño internaliza los valores sociales y culturales presentes en la sociedad a través de las relaciones que establece con la familia y sus cuidadores. De aquí que sea crucial reflexionar y planificar actividades dirigidas a fomentar las relaciones recíprocas entre la familia y los educadores, que redunden en experiencias de aprendizaje que fortalezcan la vida de los niños para que crezcan y se desarrollen como ciudadanos capaces de contribuir a una mejor sociedad.
En el módulo se presentan cinco escritos dirigidos a explorar los principios establecidos y las recomendaciones ofrecidas por la NAEYC hacia el envolvimiento de la familia en la escuela. El primero define dicho concepto y establece la posición de la NAEYC y sus recomendaciones. El segundo atiende el concepto familia desde la perspectiva de la diversidad, destacando cómo este se ha transformado en las últimas décadas. Además, abunda sobre el proceso de ajuste que sufren las familias que tienen niños con impedimentos y ofrece sugerencias y consideraciones para acercarnos a estas familias de forma más efectiva. Le sigue un escrito que presenta la importancia de establecer relaciones recíprocas entre la familia y la escuela. En este, se ofrecen sugerencias prácticas sobre cómo las maestras y maestros pueden escuchar y conocer mejor los intereses y necesidades de las familias, para luego apoyarlas en el proceso de educar a sus hijos y fortalecer su liderazgo. El cuarto escrito explora y define el concepto resiliencia, con el propósito de que el lector entienda el peso que tiene la familia en el proceso de educar a sus hijos y de forjar mejores ciudadanos. Por último, se presenta un escrito que resalta, aun más, la familia y la importancia de los valores para propiciar, tanto en ellas como en los educadores, la colaboración en la formación del carácter de la niñez.
Esperamos que estos ensayos, junto a los talleres, fortalezcan esas relaciones recíprocas entre la familia y la escuela. Estamos seguros que Juntos, no solamente fortaleceremos el desarrollo y el aprendizaje de los niños, sino que, también, contribuiremos a forjar un mejor Puerto Rico.
La importancia de la familia en la educación de la niñez: Recomendaciones de la NAEYC
Annette López de Méndez, Ed.D.
La familia, los maestros y los cuidadores son las personas que ejercen mayor influencia en el aprendizaje de la niñez. Aprender requiere un gran esfuerzo, por lo que los niños y niñas aprenden mejor cuando la familia y los maestros los motivan a jugar y disfrutar del proceso. Por eso, es el adulto quien puede desarrollar y nutrir el deseo y la motivación interna que trae la niñez por descubrir, explorar y conocer el mundo que le rodea.
En el proceso de apoyar y promover el aprendizaje, las familias, los maestros y los cuidadores son fundamentales. Este apoyo se da cuando el adulto ofrece a la niñez oportunidades para llevar a cabo actividades de aprendizaje que están a su nivel de desarrollo, que ofrecen un reto y que promueven las competencias necesarias para continuar aprendiendo por sí mismo. La familia y los maestros que proveen, a los niños, oportunidades para aprender lo que necesitan de una forma agradable desarrollan en ellos un sentido de “yo puedo” y de “éxito” que les motivará a seguir aprendiendo y persistir aún en las tareas más difíciles.
El Harvard Family Research Project (2006) establece que, para que la niñez tenga éxito en la vida, es importante ofrecerle y hacerle accesible una serie de apoyos, que denominan aprendizajes complementarios. Dichos apoyos están compuestos por la familia, los programas que atienden a la niñez temprana, la escuela, los programas y actividades extracurriculares que se ofrecen fuera del horario escolar, los programas universitarios, las agencias de servicios sociales y salud, las empresas y los negocios, las bibliotecas, los museos, entre otras instituciones comunitarias. Cuando estos se articulan de forma apropiada, forman una red que trabaja a favor y fomenta el desarrollo y el aprendizaje de la niñez. Esta red es capaz de hacer la diferencia en la vida de un niño o niña.
Entre los factores que componen la red de aprendizajes complementarios, el envolvimiento de la familia es probablemente el más importante. El trabajo de investigación sobre la efectividad de los programas educativos de Bronfenbrenner (1974), citado en el Harvard Family Research Project (2006), afirma que:
La familia aparenta ser el sistema más efectivo y económico para fomentar y sostener el desarrollo de la niñez. Sin el envolvimiento de la familia, cualquier intervención posiblemente no será exitosa, y los pocos efectos que se logren muy probablemente desaparecerán una vez termine la intervención (Bronfenbrenner, 1974).
Las investigaciones relacionadas a la niñez temprana evidencian que el envolvimiento de las familias tiene un impacto positivo y duradero en el aprendizaje de la niñez. Weiss, López, Kreider y Chatman-Nelson (2014) lo definen como las creencias, actitudes y actividades que realizan las familias y que son dirigidas a proveer apoyo al aprendizaje de sus hijos e hijas, ya sean realizadas en el hogar, la escuela o la comunidad (p. xix). Esta definición reafirma la idea de que las familias juegan un rol importante y significativo en la educación. Para que el envolvimiento de las familias sea efectivo, según estas investigadoras, los sistemas educativos deben fomentar los siguientes tres elementos: (1) una responsabilidad compartida entre la familia y los programas educativos; (2) una continuidad en el envolvimiento de las familias en los programas educativos, desde el nacimiento hasta la adolescencia, y (3) los apoyos que se ofrecen a la familia deben ocurrir a lo largo de los diferentes contextos; es decir, debe ocurrir en el hogar, la escuela, los programas extracurriculares, la comunidad, los servicios sociales y de salud, las bibliotecas, los museos y en las instituciones de fe. El envolvimiento de las familias reconoce la importancia de que los programas educativos y organizaciones valoren, comprendan y honren la perspectiva de las diversas familias como socios en el proceso de enseñanza y aprendizaje, entendiendo que con el apoyo de las familias el efecto de la escuela en el desarrollo y aprendizaje de la niñez será mayor y duradero.
La niñez se beneficia más cuando llega a la escuela preparada para aprender. Esto requiere que los niños entre las edades del nacimiento a los 5 años sean partícipes de experiencias de aprendizaje ricas, que se den a través de la familia, la comunidad y los centros de desarrollo y aprendizaje. Es durante este periodo de vida cuando ocurren las transformaciones significativas que impactan el desarrollo de la niñez. Por ejemplo, los infantes vienen equipados con reflejos que les impulsan a desarrollar las competencias fundamentales, como gatear, caminar, hablar, contar y reconocer las letras. Las interacciones entre los adultos y los niños, los niños con otros niños, y los niños con los objetos promueven el desarrollo del autoconcepto y la autoestima, con los cuales aprenden las reglas sociales y logrando desarrollar empatía, amistad y relaciones positivas con los demás. Todas estas destrezas, que la niñez aprende entre el nacimiento y los 5 años, forman la base para los aprendizajes futuros.
Existen investigaciones (Harvard Family Research Project, 2006) que evidencian que, para lograr que la niñez alcance las ciertas metas educativas —ser socialmente competente, tener un desarrollo cognitivo óptimo, desarrollar destrezas de comunicación apropiadas, lograr las destrezas de alfabetización, lograr incremento de vocabulario, lenguaje expresivo, destrezas de comprensión y desarrollar relaciones positivas con sus pares y adultos—, la escuela deberá fomentar en las familias:
- Actitudes, valores y prácticas apropiadas de crianza – Esto se logra mediante la creación de un ambiente educativo dirigido a nutrir, aceptar, promover la participación activa de las familias, proveer actividades de aprendizaje que respondan a las necesidades e intereses de los niños y que contribuyan al desarrollo y aprendizaje óptimo. El juego como actividad de aprendizaje es fundamental para el desarrollo social, emocional, físico y cognitivo. La familia y las escuelas que reconocen la importancia de jugar promueven, de forma positiva, el desarrollo de la niñez.
- Relaciones recíprocas entre el hogar y la escuela – Estas relaciones requieren establecer conexiones o nexos formales e informales entre las familias y los ambientes educativos que atienden a la niñez. Las familias que mantienen una relación directa y consistente con los centros educativos tienden a estar informados y promueven mejores relaciones entre los niños y sus pares, los adultos y el aprendizaje. Igualmente, los maestros y cuidadores que tienen actitudes positivas hacia las familias tienden a tener mejores relaciones con la niñez, menos problemas de conducta y promueven más las destrezas de lenguaje (Rimm-Kauffman, Pianta, Cox & Bradley, 2003). La relaciones positivas entre el hogar y la escuela permiten a los maestros conocer mejor el ambiente de crianza y las necesidades e intereses de la niñez. Igualmente permite a los padres informarse mejor acerca del programa educativo al que asiste su niño, promueve una comunicación abierta y crea un sentido de confianza entre la maestra y la familia. Esto favorece el desarrollo y aprendizaje de la niñez.
- Responsabilidad hacia las metas de aprendizaje – Esto requiere que las familias presten atención y fomenten en el hogar aquellas actividades educativas que están dirigidas a promover el éxito en la escuela, entre estas el desarrollo del lenguaje y la alfabetización. Las maestras deben llevar a cabo actividades para promover que las familias trabajen con sus hijos actividades como: cantar y hablar; leer cuentos; identificar los sonidos y los símbolos de las letras del alfabeto; dibujar, escribir palabras y números; hacer rompecabezas y solucionar problemas, entre otras. Estas y otras actividades complementarias de aprendizaje, como llevar a los niños a visitar las bibliotecas, los museos, los parques, entre otros, promueven la motivación hacia el aprendizaje, la curiosidad y la concentración, persistencia en las tareas, receptividad hacia el aprendizaje del vocabulario y una conducta apropiada. La responsabilidad de compartir el proceso de aprendizaje es fundamental para el éxito de la niñez en la escuela.
El envolvimiento de la familia en la educación de la niñez es fundamental para promover su desarrollo y aprendizaje. Los maestros deben buscar múltiples formas de envolver a la familia y establecer una relación cordial y positiva. Se pueden ofrecer talleres, grupos de apoyo, redes de comunicación que promuevan una relación estrecha y frecuente entre la familia y la escuela, preparar materiales educativos, entre otros. Esta relación debe ser continua, por lo que las maestras deben buscar formas de invitar y compartir con las familias y sus niños.
También es cardinal que la relación continua se mantenga en los momentos de transición, como es el paso del niño del hogar al centro de cuido, o del preescolar al kindergarten. Durante estos periodos, es importante que la maestra promueva un diálogo entre las familias y los maestros respecto a cómo facilitar dichos cambios para la niñez. Esto creará un ambiente de transición agradable, que minimice los niveles de estrés que puede causar este momento. Asimismo, es primordial que los maestros establezcan relaciones con la comunidad para informar, facilitar y alentar a que las familias utilicen los recursos disponibles para promover el desarrollo y aprendizaje de la niñez. Las bibliotecas, los museos, entre otros servicios comunitarios, ofrecen ayuda, educación y diversión, además de promover actividades que pueden enriquecer el currículo y los programas educativos.
Por último, es importante fomentar el respeto a la diversidad, ya que a las escuelas llegan familias de diferentes tipos, culturas, con distintos valores y prácticas de crianza. Los maestros deben ser conscientes y sensitivos a estas diferencias, de manera que puedan ser efectivos en promover el envolvimiento de todas las familias en la escuela. El acercarnos a las familias, escucharlos, invitarlos y respetarlos brindará grandes frutos en el desarrollo y aprendizaje la niñez.
Los principios de la NAEYC relacionados al envolvimiento de la familia
Durante el periodo de 2008 a 2010, la National Association for the Education of Young Children (NAEYC) llevó a cabo una revisión de la literatura relacionada al envolvimiento de las familias. En el informe, realizado por Halgunseth, Peterson, Stark y Moodie (2009) se reconocen las limitaciones del modelo tradicional de participación de los padres. Este modelo tiende a circunscribir la participación de las familias a actividades realizadas por los padres en el hogar o tareas dirigidas por la escuela y que se espera que sean realizadas por los padres. Entre estas se encuentran: discutir las actividades que realizará la escuela con los estudiantes, esperar que los padres se reúnan periódicamente con las maestras y que ofrezcan labor voluntaria en la sala de clases, al igual que ayudar y asistir a eventos escolares, promover el aprendizaje en el hogar, participar en excursiones escolares y en actividades dirigidas a levantar fondos para la escuela y en la asociación de padres y maestros (Carlisle, Stanley & Kemple, 2005; Mantzicopoulos, 2003; McWayne, Hampton, Fantuzzo, Cohen, & Sekino 2004). Estas actividades y tareas, aunque promueven la participación de los padres, presentan una serie de limitaciones en las que se encuentran: NO responder de forma apropiada a la diversidad cultural, pretender que los padres se adapten a las demandas de la escuela, enfocarse en las deficiencias y limitaciones de los padres, y limitar la participación de estos a las actividades que exclusivamente son definidas por la escuela.
Para superar estas y otras limitaciones, la NAEYC propone, como prácticas apropiadas, enfatizar el envolvimiento o la participación activa de la familia en los centros o la escuela. Desde la perspectiva del modelo de envolvimiento de la familia (en inglés, conocido como “family engagement”), se establece que todas las familias, de alguna manera u otra, deben participar e involucrarse en el aprendizaje y bienestar de sus hijos e hijas. Para proveerles la oportunidad de participar, los programas educativos deben responsabilizarse de promover actividades dirigidas a que estas puedan participar en la escuela de manera efectiva.
El envolvimiento de las familias requiere, entonces, que los programas educativos se enfoquen en identificar y poner a la disposición de las familias los recursos existentes en la comunidad, que tienen como propósito promover el aprendizaje en la niñez y que, a su vez, las familias los perciban como beneficiosos. Estos recursos pueden ser tangibles o intangibles, pero según Halgunseth (2009), estos deben considerar los siguientes aspectos:
- crear un ambiente que invite a todas las familias a participar y honrar su presencia,
- integrar la cultura y la comunidad,
- esforzarse por establecer una relación auténtica entre la escuela y la comunidad,
- establecer un compromiso dirigido a conocer las familias,
- proveer recursos y referidos comunitarios a las familias,
- establecer y reforzar los más altos estándares de calidad en los programas.
En 2009, la NAEYC llevó a cabo un proceso de identificación de aquellos programas, en la nación, que incorporaban estos elementos y eran efectivos en promover la participación activa de las familias. El proceso, que conllevó el estudio de documentos, entrevistas y visitas a los centros o escuelas, consiguió identificar diez programas ejemplares, los cuales pueden ser revisados en el enlace: http://www.naeyc.org/familyengagement/programs. Partiendo de los hallazgos de la revisión de la literatura sobre las investigaciones relacionada a la participación activa de las familias y las prácticas ejemplares de las escuelas efectivas, surgen los seis principios que promueve la NAEYC (s.f.), los cuales están dirigidos a fomentar de forma efectiva la participación activa y el envolvimiento de las familias diversas en la escuela o centro. A continuación se presenta un resumen de estos seis principios, los cuales pueden consultarse en la página electrónica de la NAEYC, http://www.naeyc.org/familyengagement/principles:
Principio 1 – Los programas invitan a las familias a participar activamente en el proceso de toma de decisiones relacionada a la educación de sus hijos e hijas. Los programas y las familias colaboran para establecer las metas educativas y de aprendizaje, que serán atendidas, tanto en el hogar como en la escuela o centro. En los programas ejemplares se promueven las siguientes estrategias:
- Preparar y administrar un cuestionario de admisión para que los maestros puedan conocer a los niños y sus familias. Esto facilita que luego puedan establecerse metas educativas en conjunto con las familias.
- Identificar y nombrar a un cuidador primario para cada niño, de manera que este pueda establecer y mantener fuertes vínculos que promuevan una relación estrecha entre las familias y la escuela.
- Preparar un plan sistemático para llevar a cabo conferencias entre las familias y las maestras de forma consistente y regular (mínimo dos veces al año) para iniciar el proceso de colaboración en el establecimiento de las metas educativas para la niñez, de manera que se les de seguimiento y se promuevan de forma efectiva, tanto en el hogar como en la escuela.
Principio 2 – Las maestras y los programas involucran a las familias en una comunicación de dos vías. La comunicación es iniciada tanto por parte de la escuela como por las familias y se sostiene continuamente. La comunicación se puede realizar de múltiples formas y debe responder a las preferencias lingüísticas de las familias. Debe invitar a entablar conversaciones acerca de las experiencias educativas de los niños y del programa educativo que promueve el centro o la escuela.
Cuando las familias se sienten bienvenidas y aceptadas tienden a responder y participar activamente en la escuela o el centro. En los programas ejemplares se promueven las siguientes prácticas o estrategias:
- Comunicación cara a cara. Relacionarse de manera presencial con las familias es la mejor forma de establecer una comunicación efectiva. Esto puede lograrse mediante un programa sistemático que reúna y oriente a las familias de forma individual; cuando se establece un sistema consistente o se celebran reuniones regulares para que los maestros y las familias dialoguen sobre el desarrollo de la niñez; se promueven visitas de los maestros a los hogares o en lugares previamente establecidos por las familias; se promueven conversaciones durante el periodo en que las familias dejan o recogen al niño en el centro o la escuela; se promueven las conversaciones telefónicas, como alternativa cuando los itinerarios de trabajo de la familia hacen difícil que estos se presenten de forma presencial al centro o la escuela.
- Uso de la comunicación escrita, en todo momento. La escuela o el centro se asegura de enviar (en un lugar previamente indicado, como un bolsillo en la ropa del niño, libreta, bolso, entre otros) la comunicación escrita. En el caso de padres divorciados y previamente acordado se envía la misma comunicación a ambos padres; en otros tipos de familia, se designa un guardián o mentor, quien recibirá la comunicación. En el caso de familias migrantes, se traduce la comunicación al idioma dominante de la familia.
- Uso de la comunicación en línea y el correo electrónico. Muchos programas educativos utilizan el correo electrónico y las comunidades virtuales (portal electrónico, blogs y redes sociales) para colgar fotos y vídeos de los logros y trabajos de los niños, con el fin de apoyar y mantener informados a las familias.
- Uso del lenguaje de preferencia de la familia. Cuando las familias no dominan la lengua predominante del centro o la escuela, como, por ejemplo, sería el caso de una familia migrante de Rusia a Puerto Rico, los programas se aseguran que el personal y las familias tienen mecanismos para lograr comunicarse de forma efectiva: tener traductores voluntarios, reclutar personal multilingüe, traducir el material al idioma dominante de las familias, entre otros.
Principio 3 – Los programas y las maestras involucran a las familias en maneras que son verdaderamente recíprocas. Las maestras buscan información relacionada a la vida de los niños, sus familias y la comunidad, e integran esta información al currículo y las prácticas educativas. Los programas ayudan a promover y compartir los conocimientos y las destrezas únicas que tienen las familias y promueven la participación activa de éstas en la vida de la escuela o centro. En los programas ejemplares se promueven las siguientes estrategias:
- Proveer información en forma de lista de tareas, ideas y oportunidades dirigidas a invitar, motivar y servir de guía a las familias sobre cómo pueden participar activamente en el programa educativo.
- Planificar para la participación activa de las familias en el centro o la escuela. Esto se puede hacer invitando a las familias a compartir elementos de su cultura, destrezas y talentos a través de un evento semanal, que, en muchos casos, son denominados como día familiar, casa abierta, entre otros.
- Estructurar y llevar a cabo eventos sociales para promover la unión familiar, como sería: planificar festivales, cenas familiares una vez al mes, celebrar la semana de la niñez, planificar visitas al museo o conciertos musicales, entre otros.
Principio 4 – Los programas proveen actividades de aprendizaje que se llevan a cabo en el hogar y la comunidad. Los programas planifican actividades que enriquecen el aprendizaje de cada niño, motivan y apoyan los esfuerzos que realiza la familia para promover el aprendizaje de sus hijos. En los programas ejemplares se promueven las siguientes estrategias:
- Educar y ofrecer talleres a las familias en el uso de recursos suplementarios y actividades dirigidas a crear y sostener un ambiente apropiado en el hogar. Los programas pueden: proveer recursos suplementarios; educar a los padres sobre el proceso de desarrollo, la salud y el aprendizaje de la niñez temprana; mantener a los padres informados sobre los eventos y actividades que son libres de costo y que estén dirigidas a enriquecer el aprendizaje; compartir con las familias el horario de las bibliotecas, museos, conciertos, festivales, exhibiciones, entre otros.
- Ofrecer un programa de educación para los adultos. Algunos programas ofrecen cursos de educación dirigidos a fortalecer a las familias y crear un ambiente positivo en el hogar, que promueva el aprendizaje de la niñez. Los cursos a los adultos pueden ir dirigidos a: cursos de crianza, alfabetización, aprendizaje del lenguaje dominante para familias migrantes, acceso y uso de los programas de servicios sociales en la comunidad, entre otros.
Principio 5 – Los programas invitan a las familias a participar en la toma de decisiones a nivel de programa y en esfuerzos amplios dirigidos a servir como defensores de los programas que benefician a la niñez. Además, las invitan a ser parte de la toma de decisiones relacionadas al programa educativo, a formarse como líderes y defensores que aboguen en la comunidad por los servicios educativos de calidad y las políticas gubernamentales que favorecen el bienestar de la niñez y las familias. En los programas ejemplares se promueven las siguientes estrategias:
- Invitar a las familias a participar en la Junta y los Comité de trabajo a nivel de programa. Las familias se invitan y educan para que puedan participar y ser miembro en la Junta directiva del centro o la escuela. De esta forma pueden participar de la toma de decisiones relacionadas a las políticas que rigen el programa educativo, la selección del personal, los costos de matrícula, entre otros. Los comités de trabajo pueden participar de la planificación de actividades educativas, eventos para la recaudación de fondos, mejoras a la planta física, entre otros.
- Invitar a las familias a participar en los esfuerzos dirigidos a defender, abogar, establecer y mejorar las políticas públicas dirigidas a promover el bienestar de la niñez temprana y las familias. Los programas pueden educar a las familias para convertirse en líderes y defensores de los más altos valores y criterios de calidad para la educación de la niñez.
Principio 6 – Los programas institucionalizan un programa comprensivo para involucrar a las familias y asegurar que las maestras y los líderes tienen el apoyo necesario para implementar dicho programa de forma efectiva. Los programas deben tener una visión clara relacionada a la participación activa de la familia. Esta visión debe ser compartida, tanto por los empleados, como por las familias. Además, deberán tener por escrito la misión, la visión, los valores medulares, una filosofía educativa, las metas y los objetivos, un programa educativo o currículo para que las familias y los empleados las conozcan, entiendan y puedan implementarlas. Los programas tienen altos estándares con respecto a la diversidad, un currículo libre de prejuicios y la participación activa de todas las familias. En los programas ejemplares se promueven las siguientes estrategias:
- Liderazgo efectivo. Los programas ejemplares se benefician de un liderazgo efectivo y fuerte. El director en estos programas tiende a ser sinónimo del programa, ya sea porque es su fundador o lleva mucho tiempo en la dirección del centro o la escuela; además, es consistente en asegurar la institucionalización, por escrito, de la filosofía la visión, la misión, las políticas y el currículo que constituye el programa educativo de la escuela o centro.
- Equipo de trabajo diverso. Los programas ejemplares tienen un equipo de trabajo que refleja la diversidad cultural presente en la comunidad. En algunos se incentiva que las familias, eventualmente, se unan al equipo de trabajo, ya sea como asistentes, maestros, trabajadores y facilitadores de las familias, entre otros.
- Currículo libre de prejuicios. Los programas ejemplares tienen currículos que promueven actitudes positivas y una alta estima dirigida a fortalecer la identidad; promover valores y ambientes educativos no-sexistas, libres de imágenes estereotipadas; promover el gusto por la música, la comida y otros elementos culturales positivos que representan la diversidad cultural presente en la comunidad.
- Desarrollo profesional. Se provee al personal de la escuela oportunidades y recursos de desarrollo profesional para garantizar que tengan los conocimientos para trabajar, de forma efectiva, con las familias diversas. Entre los temas que deben incluir como parte del desarrollo profesional están: cómo apoyar a las familias en los asuntos de migración, cómo escuchar y hablar con los padres, cómo entender la diversidad cultural y respetar a todas las familias y las culturas, cómo ayudar a las familias a lidiar con situaciones de estrés, cómo crear vínculos con las familias, el aprendizaje de un segundo idioma, entre otros.
Los maestros: su responsabilidad hacia la familia
Los maestros son esenciales en el proceso de crear un ambiente positivo que promueva la participación de las familias y que redunde en un mejor aprendizaje para la niñez. Speilberg (2011) preparó, para la Fundación Flamboyán y el Harvard Family Research Project, una revisión de la literatura relacionada a los elementos que contribuyen a fomentar el liderazgo positivo en los maestros, dirigido a lograr la participación activa en las familias. Speilberg (2011) identificó y agrupó los hallazgos en tres elementos o áreas importantes que caracterizan las relaciones y actitudes positivas que deben tener los maestros hacia las familias:
- Los maestros deben poseer las creencias y la mentalidad para promover la participación activa de las familias. Esto implica que deben:
- Valorar y respetar a todas las familias y considerarlas como un recurso y apoyo valioso para promover el aprendizaje de los estudiantes.
- Entender que involucrar a las familias es su responsabilidad y forma parte de sus funciones fundamentales como maestros.
- Ser conocedores y sensibles a la diversidad cultural presente en las familias.
- Los maestros deben establecer relaciones recíprocas y crear un sistema efectivo de comunicación. Esto requiere que:
- Traten a las familias con respeto, de forma que se demuestre que se es sensible a su cultura y que se sientan que les estamos invitando de forma auténtica a participar en la escuela o centro.
- Establezcan un sistema de comunicación entre la escuela y el hogar, que sea significativo y diferenciado.
- Sean capaces de educar a todas las familias y que estas sientan que pueden ser atendidas en cualquier momento.
- Se comuniquen con todas las familias, de manera que se sientan que los maestros son accesibles y fáciles de entender.
- Solucionen los problemas con las familias de manera positiva.
- Aprendan de y acerca de las familias para mejorar el aprendizaje de los niños en la sala de clases o el centro.
- Los maestros deben establecer un programa educativo básico dirigido a conocer, establecer y fomentar las expectativas de la familia con respecto al aprendizaje de sus hijos. Esto requiere:
- Trabajar de forma colaborativa con las familias para establecer las metas educativas y promover altas expectativas de aprendizaje en la niñez.
- Demostrar a las familias lo que sus hijos están aprendiendo, a la vez que desmitifican los estándares y las actividades de assessment del grado o nivel de enseñanza.
- Utilizar los datos (resultados en las pruebas, portafolios, entre otros) para sustentar y demostrar el aprendizaje logrado por los niños.
- Ayudar a las familias a entender la forma en que pueden apoyar en el hogar al aprendizaje de sus hijos.
Las familias: su responsabilidad hacia la escuela
Las familias son los primeros educadores de la niñez y los que ejercen mayor influencia en su aprendizaje. Al demostrar interés por participar activamente en la escuela, estas pueden despertar en la niñez el interés por aprender y modelar conductas apropiadas y actitudes positivas hacia la escuela. Las familias también pueden demostrar a sus hijos que el aprendizaje puede ser placentero, que los adultos y la escuela les ayudan a desarrollar y aprender. Además, ayuda a los niños a entender que la escuela les puede abrir muchas oportunidades en la vida y que vale la pena el esfuerzo que dedican a estudiar. La revisión de literatura sobre este tema presentada por Walker, Hoover-Dempsey, Whetsel y Green (2004) afirma que cuando los padres se involucran en las tareas escolares de sus hijos se obtienen grandes beneficios para la niñez. Igualmente, el Departamento de Educación de los Estados Unidos (2005) provee una serie de sugerencias para las familias, dirigidas a fomentar vínculos estrechos y efectivos con la escuela y los centros.
Si, como familia, deseas ayudar a tu hijo en la escuela o centro, aquí se presentan algunas sugerencias:
Participe de forma activa en la escuela
- Desarrolle una fuerte relación con la escuela o el centro; aprenda quién es quién en la escuela o centro; reúnase con la maestra y dialogue con ella frecuentemente, en especial cuando deje o recoja a su niño.
- Asista a las conferencias de padres y maestros, y manténgase en contacto con la maestra y la escuela. Si no tiene dominio del idioma, solicite o busque un intérprete. Cuando tenga dudas, pregúntele a la maestra o a otras familias.
- Infórmese sobre las actividades y eventos a celebrarse en la escuela o centro; colabore como voluntario y asista con su hijo o hija.
- Manténgase informado, haga preguntas a la maestra sobre lo que le preocupa con respecto al aprendizaje o la conducta de su hijo o hija. Solicite sugerencias o pregunte dónde puede buscar ayuda.
- Si su niño o niña tiene necesidades especiales, comuníquelo a la escuela, maestro y trabajador social. Solicite ayuda o referidos a agencias o instituciones que puedan ayudar a su hijo o hija.
- Busque orientación para participar en los comités o el cuerpo directivo de la escuela. Colabore en las actividades dirigidas a mantener y mejorar la planta física , recaudar fondos y servir de voluntario en la escuela o centro.
- Invite y ayude a otras familias a convertirse en colaboradores de la escuela o centro.
Ayude a su hijo o hija a lograr las metas educativas
- Fomente el aprendizaje de su hijo en el hogar. Provea un área en el cuarto del niño o en la casa para que este juegue, dibuje, escriba y lea. Un anaquel para guardar los libros de cuentos y los juguetes ayuda a darle un sentido de orden. Los niños más grandes pueden utilizar un escritorio. Invite al niño a utilizar dicha área todos los días, para desarrollar la concentración y buenos hábitos de estudio.
- Hable con su niño. Escuchar y hablar son destrezas muy importantes en el éxito escolar, son la base del aprendizaje de la lectura y escritura. Comparta en familia anécdotas, cuentos y canciones que promuevan una autoestima positiva y reafirmen la cultura. Pídale al niño que le cuente sobre la escuela, sobre las tareas asignadas para realizar en el hogar, los juegos y las cosas nuevas que aprendieron. Juegue, verbalice y hable sobre lo que hacen; aproveche para repasar los colores, las formas, los números, ampliar el vocabulario con nuevas palabras, entre otros. Habla a tu niño con un tono suave y amoroso.
- Aliente a su niño a escribir y leer. Invite al niño a dibujar y escribir su nombre debajo del dibujo; consiga libros con ilustraciones y léale cuentos frecuentemente. Hable con el niño durante la lectura, invítelo a inventar y contar cuentos. Escriba notas para que las lea; por ejemplo, haga la lista del colmado y léala según va comprando; juegue a descubrir cómo se escriben las palabras, entre otros.
- Fomente la solución de problemas y el trabajo independiente. Los rompecabezas, los problemas matemáticos y científicos fomentan la curiosidad en los niños. Provea el reto o los problemas para que el niño los solucione por su cuenta; observe, ofrezca ayuda cuando sea necesario y celebren juntos los logros. Jugar a esconder, cocinar y sembrar en el patio son actividades efectivas para desarrollar en el niño la persistencia y la resiliencia. Nunca se den por vencidos; si hoy no podemos, mañana podremos. Enséñeles a buscar ayuda y a valorar su esfuerzo por aprender por sí mismos.
Utilice los recursos de la comunidad
- Conozca y utilice los parques, museos, salas de conciertos, las bibliotecas, entre otros. Asista y sirva de voluntario en los eventos.
- Conozca y utilice los servicios de salud, seguridad y de ayuda social. Si su niño es de educación especial use los servicios para buscar todas las ayudas necesarias para beneficiar a su niño.
- Participe y colabore con los recursos de la comunidad, de manera que usted y su hijo desarrollen un relación estrecha con las entidades. Participe como voluntario o convierta la visita en una tradición anual de la familia. El trabajo voluntario desarrolla en los niños un sentido de respeto y amor al trabajo.
Referencias
- Bronfenbrener, U. (1974). Is early intervention effective? Teachers College Record, 76(2), 279-303.
- Carlisle, E., Stanley, L., & Kemple, K. M. (2005). Opening doors: Understanding school and Family influences on family involvement. Early Childhood Educational Journal, 33(3), 155-162.
- Departamento de Educación de los Estados Unidos. (2005). Cómo ayudar a su hijo a tener éxito en la escuela. Washington, DC: Oficina de Comunicaciones y Relaciones Comunitarias. Recuperado de ps://www2.ed.gov/espanol/parents/academic/escuela/escuela.pdf
- Halgunseth, L.C. (2009). Family engagement, diverse families, and early childhood education programs, Young Children, 57-58.
- Halgunseth, L. C., Peterson, A., Stark, D. R. & Moodie, S. (2009). Family engagement, diverse families, and early childhood education programs: An integrated review of the literature. Washington, DC: National Association for the Education of Young Children. Recuperado de www.naeyc.org/files/naeyc/file/ecprofessional/EDF_Literature%20Review.pdf
- Harvard Family Research Project. (2006). Family involvement makes a difference: Evidence that family involvement promotes school success for every child and every age. Harvard Familiy Research Project, 11, 1-8. Recuperado de http://www.hfrp.org/publications-resources/browse-our-publications/family-engagement-in-anywhere-anytime-learning
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La diversidad y las familias
Rafael Ortíz López, Ed.D.
En pleno siglo XXI, la palabra que mejor define el concepto de familia es la diversidad. Hoy en día, se hace difícil establecer una definición precisa de dicho concepto debido a que este no tiene un signficado absoluto. En las últimas décadas, se ha generado una serie de cambios sociales que han afectado, de forma directa, cómo el organismo familiar se ha constituido. La percepción que tiene la sociedad ha ido cambiando (Musitu & Cava, 2001). Por tal razón, según las estructuras familiares han variado a través del tiempo, también la forma en que definimos el concepto ha sufrido modificaciones. Esta transformación responde, en parte, a que las personas han decidido adoptar otros tipos de estructura familiar más allá de la tradicional, las cuales se atemperan más a sus valores, creencias y estilos de vida personales.
Desde la perspectiva legal, también se han generado cambios mediante la creación y aprobación de leyes dirigidas a aceptar e integrar los diversos tipos de familias. Desde una perspectiva más amplia, la familia es una unión de personas que comparten un proyecto de vida en común. Hoy en día, coexiten diferentes estructuras, como lo son: (a) la familia nuclear o tradicional, compuesta por el padre, la madre y sus hijos en común; (b) la familia monoparental, compuesta por uno solo de los progenitores y sus hijos; (c) la familia extendida, compuesta por el padre, la madre, sus hijos, y que puede incluir a los abuelos, tíos, sobrinos; (d) la familia mixta, en la que el padre y la madre traen al hogar los hijos de matrimonios previos; (e) la familia homoparental; (f) la familias de padres adoptivos, (g) o la familia compuesta por los abuelos, hermanos o tíos, que son quienes asumen la crianza de los niños. Esta diversidad en la composición o estructura familiar es reflejo de una sociedad cambiante, en la que no existe un modelo de familia que sea mejor que otro. Lo importante es entender que los niños crecen dentro de una diversidad de hogares y diferentes estructuras familiares.
La composición, la estructura o el tamaño de la familia, así como los vínculos legales, no garantizan una buena crianza (Musitu & Cava, 2001). Sin embargo, las competencias y el desarrollo de los niños es mayormente influenciado por los estilos de convivencia y las relaciones familiares. De ahí, la concepción de que el hogar y la familia es el mejor contexto de crianza para el desarrollo de los pequeños. Además de esto, debemos considerar, como factores que pueden influenciar una buena crianza, el afecto, la comunicación, las experiencias positivas y la buena relación que promueve la sana convivencia entre los miembros de una familia.
Al conceptualizar un modelo de familia, debemos pensar en sus miembros y las circunstancias que los rodean. Sin embargo, existen otras dimensiones dentro del núcleo familiar que es importante destacar y analizar. Algunas de estas son la religión, la política, la educación, la alimentación, la recreación y las condiciones de salud. Cuando los miembros que componen la familia comparten, apoyan y aceptan estos elementos, las interelaciones humanas dentro del grupo se llevan acabo de forma saludable. No obstante, cuando no hay acuerdo o existen diferencias de criterio referente a algunos de estos asuntos, las relaciones se afectan adversamente.
La composicion familiar, es decir, la cantidad de miembros, así como los niveles de mando, son otros elementos que puede variar de un grupo a otro. Igualmente, la llegada de los hijos acompañada de una planificación familiar, es un factor determinante, debido al impacto que tendrá en el futuro. Esto es de suma importancia en las familias en las que los hijos no son deseados o tienen algún impedimento.
Las familias de un hijo con impedimentos
Cuando nace un bebé con impedimentos, o cuando se descubre que este tiene alguna discapacidad, se genera un acontecimiento intenso y traumático en la familia. Se han desarrollado estudios con el propósito de identificar las respuestas emocionales y los ajustes que las familias de niños con impedimentos atraviesan durante este proceso (Blacher, 2001; Heward, 2010).
Las investigaciones sobre este tema han reflejado que la mayor parte de los padres pasan por un proceso de ajuste, mediante el cual trabajan con sus sentimientos y los pensamientos que surgen durante este proceso. Blacher (1984, 2001) identificó tres fases de ajuste. Primero, los padres experimentan un período de crisis emocional caracterizada por el choque, la negación y la incredulidad. Esta reacción inicial es seguida por un período de sentimientos de ira, culpa, depresión, vergüenza, baja autoestima, rechazo hacia el niño y la sobreprotección. Por último, llegan a una tercera etapa de aceptación, durante la cual la familia reconoce los impedimentos y se muestran receptivos al niño.
Anderegg, Vergason y Smith (1992) desarrollaron un nuevo modelo de las etapas de ajuste de las familias cuando nace un niño con impedimentos. Este modelo, producto de la observación de 130 familias de dos grupos de apoyo, es útil y puede ayudar a los educadores a trabajar con los padres, ya que agrupa los sentimientos que experimenta la familia en las siguientes tres fases: la confrontación, el ajuste y la adaptación (Anderegg et al., 1992). En la Figura 1, se ilustra el modelo, donde se ven agrupados los sentimientos que presentan las familias bajo las tres diferentes fases de ajuste:
En la primera fase, a raíz de conocer que el niño ha nacido con un impedimento, es típico que las familias expresen sentimientos de sorpresa (“pero, ¿cómo es posible?”), negación e incredulidad. Según pasa el tiempo y se procesa el evento, afloran los sentimientos que se agrupan bajo la segunda fase. Estos se caracterizan por un sentido de ira (“¿por qué a mi?”), culpa (“¿qué he hecho para merecerme esto?”), depresión y vergüenza. Por último, se pasa a la tercera fase, en la cual las familias experimentan sentimientos de confrontación, ajustes, adaptación y eventual aceptación. Aunque estas fases se organizan en un orden en particular, que corresponde a la secuencia en que normalmente ocurren o afloran los sentimientos, estas pueden variar según varios factores. Algunos de estos factores están asociados con la edad de los padres, la cantidad de hijos, la severidad de la condición del niño y la preparación académica de los padres. Es importante destacar que aún cuando los padres hayan experimentado y sobrepasado una etapa, es posible que por alguna situación o cambio que ocurra en el proceso, regresen a la etapa o fase anterior, ilustrado en el diagrama por flechas que miran hacia la izquierda. Es por eso que el modelo debe entenderse como un proceso contínuo, en el cual se puede avanzar o retroceder continuamente con respecto a los sentimientos y fases. Los educadores deben conocer estos sentimientos para promover en las familias un proceso el adaptación positivo, que lleve a los padres a entender, aceptar y trabajar con el bienestar del hijo con impedimento. Los educadores sensibles a las diferencias en las familias utilizan sus conocimientos para construir una relación positiva entre el hogar y la escuela.
Impacto del niño con impedimentos en la familia
Las expectativas de las familias son una fuente que puede influenciar en el éxito escolar de sus hijos. Blacher (1984), McWilliam (2010) y Gargiulo (2012) describen el proceso y el impacto emocional que tiene para las familias aceptar que su hijo tiene un impedimento. Como fuera descrito anteriormente, esto conlleva superar emociones y sentimientos negativos que deben atenderse, pues de no hacerlo pudiera interferir con las probabilidades de éxito escolar de sus hijos. Por ende, las familias de los niños con impedimentos van a necesitar un mayor apoyo de la escuela para superar el impacto psicológico y emocional que implica la responsabilidad de atender a sus hijos.
Comprender el impacto que tiene para una familia el nacimiento y la crianza de un niño con impedimentos requiere estar claro sobre el proceso de ajuste y los sentimientos que surgen ante la situación. De ahí la importancia de entender el modelo de Blacker (1984), que caracteriza las tres fases que experimentan las familias después de conocer que su hijo tiene un impedimento. McWilliam (2010) y Gargiulo (2012) también han estudiado las emociones que confrontan las familias frente al proceso de aceptación de un niño con impedimentos. En la Figura 2, se muestra un diagrama con las diferentes emociones y la secuencia en que se presentan las mismas.
Se puede observar que estas emociones fluctúan entre el choque o impacto emocional, la depresión, la negación, la culpabilidad, la vergüenza, el aislamiento, el pánico, el coraje, hasta entrar en emociones de ajuste, esperanza y aceptación. Estos sentimientos y emociones se definen a continuación:
Impacto o choque emocional. Esta primera reacción se caracteriza por la confusión y ceguera emocional, en la cual la familia siente dolor y abandono. Durante esta etapa es importante proveer información a los padres acerca del impedimento del niño. Esta debe comunicarse de manera objetiva y honesta; explicar los datos con claridad, sin prisa, con interés, de la manera más completa posible, pero con respeto, sensibilidad y dignidad hacia la familia. No se recomienda dar consejos de toma de decisiones, pues es necesario que ellos asimilen este momento de decidir lo que van a hacer por el bienestar del niño.
Depresión. El sentido de culpabilidad viene acompañado de ansiedad y baja autoestima, lo que provoca depresión en la familia. Es una de las etapas más dolorosas para los padres. Se sienten solos, frustrados, incapacitados, impotentes, frente a un futuro incierto; no encuentran salidas. Surgen preguntas como: ¿Será aceptado mi hijo?, ¿Tendrá cura la condición?, ¿Por qué yo?, ¿Por qué a mi? La sociedad no nos prepara para ser padres de un niño con impedimentos. Comienza una sensación de desamparo, sufrimiento y luto. Se encuentran en un callejón sin salida. No ven más allá de su pena y se sienten terriblemente infelices y solos.
Negación. Este es el momento de la incredulidad. ¡No puede ser verdad!, !Están equivocados! Comienza lo que se denomina como el “peregrinaje” para buscar opiniones de otros profesionales con la esperanza de que alguno les diga que el niño no tiene nada, que todo fue un error. Esperan el descubrimiento de una droga milagrosa, una operación, una dieta, un milagro… En muchas ocasiones se encuentran padres que han reconocido la condición, pero rechazan sus implicaciones.
Culpabilidad. Los padres se sienten culpables y algunos prefieren que el niño no hubiera nacido. Se sienten avergonzados, heridos en la autoestima, sienten pena de ellos mismos. Tienen sentimientos de tristeza, impotencia, resentimiento, aflicción, luto, desamparo al pensar que han sido culpables de tener un hijo con impedimentos.
Vergüenza. El hijo pudiera no ser atractivo físicamente. Los padres podrían sentirse avergonzados por el estigma social, que por la carencia de datos científicos sobre las causas se le atribuyó en el pasado a la persona con impedimentos y lo cual todavía no se ha erradicado. Desarrollan ira hacia ellos mismos, hacia la conmiseración o sentimientos de pena por parte de amigos y parientes, y hacia los escasos recursos disponibles.
Aislamiento. Se alteran los roles y las actividades. Se recortan salidas; los padres se alejan de sus amigos y familiares. No saben qué hacer, ni a dónde ir. Necesitan de otros padres que los puedan ayudar.
Pánico. Los padres sienten miedo e inseguridad al no saber si se podrá trabajar de forma eficaz con la situación que se les presenta. Si es el primer hijo, sienten miedo de tener otro por temor a que también nazca con impedimentos. Sienten miedo a que la sociedad no acepte a su hijo. Resienten que les llegó un problema sin haber contado con ellos. Todo lo desconocido puede provocar miedo.
Coraje. Es momento, inclusive, de protestar contra Dios porque no contó con ellos. ¿Por qué nos sucedió esto a nosotros? Hay coraje hacia la actitud de la sociedad en general, hacia la vida misma. Se sienten que pertenecen a una minoría desconocida y desventajada, que existe el discrimen y el rechazo hacia ellos. En muchas ocasiones, ese sentimiento los impulsa a buscar alternativas y servicios para su hijo con impedimentos.
Ajuste. Asimismo, es momento de hacer ajustes. Hay un cambio radical en la rutina y hay unas realidades que confrontar, lo que provoca múltiples ajustes en el hogar y en las expectativas de la familia. El hijo requiere tiempo, tanto que muchas veces ocasiona agotamiento, tristeza y hasta resentimiento entre algunos miembros de la familia. Representa un horario de trabajo sin fin. Hay también ajustes económicos, pues, por lo generar, la condición del niño requiere equipo adecuado, medicamentos o tratamientos costosos. Lo importante es pasar de la resignación a la convivencia alegre en el hogar. Hay que tener en cuenta el bienestar de todos.
Esperanza. Se comienza a ver el lado positivo de la situación y a ver puertas abiertas y alternativas viables para mejorarla. Los padres empiezan a buscar los servicios disponibles y ver de qué manera pueden ayudar a su hijo. Reconocen que no son los únicos en tener un hijo con impedimentos y que pueden beneficiarse de la experiencia de otros padres que ya han pasado por la misma situación.
Aceptación. Ahora es el momento de ponerse “manos a la obra”. Los padres reconocen los límites y el potencial de su hijo con impedimentos. El niño logra un lugar en la familia y se convierte en parte de ella por derecho propio. Utiliza la imaginación y la creatividad para encontrar soluciones a los problemas. La familia está abierta al encuentro con otras personas que comparten situaciones parecidas y enfrentan dificultades similares. Ven la situación de una manera más positiva. Encuentran la alegría en cada pequeño progreso del niño e incesantemente encuentran las mil maneras de integrarlo a la comunidad.
Poyadue (1993) sugiere otra etapa que va más allá de la aceptación o la adaptación. Esta implica la apreciación de los aspectos positivos de la vida en familia cuando se tiene a un niño con impedimentos. Entre las respuestas positivas que puede generar el cuidado diario de este niño se encuentra que los padres, al estar más tiempo cerca de su hijo, crean un apego más fuerte entre todos los miembros de familia. Esto, a su vez, puede resultar en una experiencia edificante para el núcleo familiar. Inclusive, para algunos padres, el nacimiento de un hijo con impedimiento puede traer placeres inesperados. Por ejemplo, Behr, Murphy y Summers (1992) encontraron en su investigación que hay familias que atribuyen un crecimiento en su sentido de responsabilidad al cuido de ese hijo. Igualmente, hubo padres que indicaron que no solo se adaptaron satisfactoriamente a los desafíos presentados por la presencia del niño, sino que la familia en conjunto experimentó ventajas o expresiones gratificantes debido a su llegada.
Los educadores no deben esperar que los padres de los niños con impedimentos tengan reacciones típicas ante las situaciones cotidianas referentes a la educación y crianza de sus hijos. Es importante conocer y aplicar algunas de las teorías de las etapas de ajuste establecidas como base para la planificación o la prestación de servicios a la familia. Por lo tanto, no se debe asumir que todos los padres deben pasar por una secuencia similar en las etapas, sino que el tiempo es la variable más importante. De hecho, los padres reaccionan de diferentes maneras a la llegada de un niño con impedimentos. Para algunos, puede pasar mucho tiempo, incluso años, y aun así pueden todavía no sentirse cómodos con la condición que presenta su hijo. Sin embargo, otros exponen que esto ha reforzado su vida como seres humanos o como matrimonio. La secuencia y el tiempo que toma a la familia pasar por cada etapa y el tiempo que necesitan para el ajuste o aceptación final son diferentes para cada padre o familia.
Existe un elemento común entre las familias de niños con impedimentos, y es que casi todos los padres pueden ayudar a otras familias en su proceso, mediante la comunicación y el intercambio de ideas con amigos y el apoyo de profesionales relacionados a la condición de sus hijos. Segundo, permea la preocupación de que muchos padres consideran las etapas de luto y ajuste como paternalista y condescendiente, lo que dificulta la comunicación. De esta forma, establecer una comunicación efectiva con las familias es de suma importancia. En tercer lugar, algunas teorías relacionadas a las etapas de aceptación tienen un enfoque psiquiátrico, lo que puede conducir a los profesionales a asumir equivocadamente que los padres no se adaptan y necesitan, de algún modo, asesoramiento y consejería contínua.
¿Cómo los maestros pueden ayudar a los padres de niños con impedimentos?
La mayoría de los padres de niños con impedimentos necesitan orientación y, más que todo, ser escuchados. Mantener las vías de comunicación abiertas contribuye a que estos puedan expresar sus preocupaciones. Así, podemos identifcar sus inquietudes referente al desarrollo de sus hijos. En el proceso de orientar a los padres o establecer algún tipo de comunicación con ellos, debemos tomar en consideración lo siguiente:
DEBES
- Conocer las necesidades, los intereses de todos los niños y las condiciones del niño con impedimientos.
- Mantener sentido del humor.
- Aceptarte a ti mismo y a los padres con quien trabajas.
- Demostrar calor y sensibilidad.
- Ser positivo.
- Demostrar respeto por los padres con quien tú trabajas.
- Ser sincero.
- Escuchar.
- Usar lenguaje que los padres entiendan.
- Atender las emociones y el lenguaje corporal de los padres.
- Reforzar a los padres cuando sea apropiado.
- Educar a todos, incluyendo los niños, sobre el respeto hacia la diversidad.
NO DEBES
- Estar ansioso de saber quién tiene las respuestas.
- Hacer juicios prematuros.
- Ser extremadamente crítico.
- Amenazar, ridiculizar o culpar a los padres.
- Discutir con los padres.
- Hacer expresiones fuertes de sorpresa o preocupación.
- Intimar con los padres.
- Hacer juicios morales.
- Minimizar lo que los padres te digan acerca de sus hijos.
- Aceptar comentarios inapropiados u ofensas hacia aquellos que son diferentes.
Algunas sugerencias para facilitar el proceso de escuchar son las siguientes:
- Dar la oportunidad a la otra persona para hablar.
- Establecer un ambiente agradable para que la otra persona se sienta a gusto en él.
- Demostrar interés en la persona y lo que está diciendo.
- Remover cualquier objeto que pueda ser distractor o cualquier situación que no promueva la comunicación.
- Ser empático.
- Permitir o planificar tener el tiempo suficiente para escuchar todas las preocupaciones de los padres.
- Evitar la argumentación, crítica o asumir posiciones inflexibles.
- Demostrar interés al hacer preguntas apropiadas.
- Tener contacto visual con la persona que está hablando.
- Hacer la diferencia a través de educar sobre la diversidad y celebrar con la niñez y la familia el que todos podemos aportar a la sana convivencia humana a pesar de ser diferentes.
Las estrategias y sugerencias que se ofrecen en esta sección no son exclusivas para atender a las familias de niños con necesidades especiales, sino que son extensivas a la diversidad de familias que podemos encontrar en nuestra sociedad. Es importante mantener una postura de apertura ante la posibilidad de que algún tipo de familia en términos de composición o estilo forme parte del grupo de estudiantes.
Conclusión
Trabajar con la diversidad familiar implica reflexionar sobre nuestras acciones, formas de enseñar y relacionarnos con las familias y sus hijos. Implica crear vínculos de comunidad entre la escuela y las familias. Para esto, es necesario que los educadores validen, a través de su práctica, a las familias como un recurso importante en el aprendizaje de los niños, de las cuales todos podemos aprender. Celebrar las diferencias culturales y aceptar los diferentes tipos de familias ayudan a visualizar el hogar como un recurso capaz de extender el aprendizaje de la niñez.
Los educadores debemos recordar que frente a la diversidad familiar tenemos que, primero, ser conscientes y sensibles a los retos que confrontan estas familias. Los niños y niñas de familias de emigrantes, monoparentales, extendidas, mixtas, homoparentales, adoptivas, compuestas o con niños con impedimentos, todos son bienvenidos. Esto implica educarnos y recibir adiestramientos dirigidos a comprender mejor los diversos tipos de familias y estructurar estrategias educativas dirigidas a modificar nuestros conocimientos y actitudes, nuestros programas y el lenguaje que utilizamos; que nos ayuden a incorporar nuevas prácticas educativas; que faciliten la integración de las familias como un recurso para la escuela o el centro, donde pueden servir como traductores y personas que pueden facilitar la adaptación de las nuevas familias, servir de mentor y apoyo a las familias con niños con impedimentos, entre otros. Todo lo que hagamos por asegurar el respeto hacia la diversidad y el sentido de que la familia se sienta bienvenida redundará en un mejor desarrollo y aprendizaje de la niñez.
Referencias
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- McWilliam, R. A. (2010). Working with families of children with special needs. New York, NY: Guilford Press.
- Musitu, G. & Cava, M. J. (2001). La familia y la educación. Barcelona: Octaedro.
- Poyadue, F. S. (1993). Cognitive coping at parents helping parents [vídeo]. En A.P. Turnbull, J. M. Patterson, S. K. Behr, D. L. Murphy, J. G. Marquis & M. J. Blue-Banning (Eds.), Preparación al nacimiento: Diversidad familiar. Recuperado de http://www.youtube.com/watch?v=Cg3imMf1bko
Familias… la importancia de la participación de los padres en la educación de sus hijos/as: Construyendo relaciones recíprocas con las familias
Germie Corujo Martínez, Ed.D.
Las familias son el punto de partida en el desarrollo de todo ser humano… ya que en la familia es que nos formamos como personas, tenemos nuestras primeras experiencias con el mundo que nos rodea y recibimos el sustento/aliciente para ser personas. Las experiencias que se tienen con las familias, influyen positiva y negativamente en nuestro desarrollo y capacidad para mejorar el mundo. Así de importante es una familia!!!!!
FAMILIA es…
La literatura define el concepto familia de la siguiente manera:
Es un grupo de personas estable que está unida por la sangre, el matrimonio, la adopción; o por cualquier relación sexual o simplemente que viven juntos y están comprometidos uno con otro para proveer apoyo emocional y económico. Según esta definición debe estar implícito la presencia de amor, respeto, compromiso, responsabilidad e identificación con uno y otro. Implica que tomará en consideración los sentimientos de un grupo en particular. Al igual que, cohabitar con otra persona en un grupo particular ya sea del mismo sexo. (Goldberg & Golberg, según citado en Olson, De Frain & Skogrand, 2008)
También, el código de conducta Ético de la NAEYC( 2005 ) indica que el término “familia puede incluir a aquellos adultos, aparte de los progenitores, que tengan la responsabilidad de participar en educar, criar y abogar por el niño”.
Las escuelas, centros preescolares y salones reflejan una variedad de composición familiar que responden a la realidad de la sociedad en que vivimos. Madres solteras, jefas de familia, abuelos criando nietos, padres que adoptan hijos, padres/madres de un mismo sexo, padres que se han vuelto a casar y forman familias reconstituidas, y una familia típica de padre, madre e hijos. Sin importar los diferentes tipos de familia y sin importar cúales sean las que tenemos en nuestros salones podemos determinar que las familias son variadas y diversas, al igual que, es el punto de partida de la sociedad (Berger y Rioja-Cortez, 2012; González-Mena, 2006; Schwartz & Scout 2009).
“No hay individuos en el mundo sino fragmentos de familias.” Carl Whitaker (según citado en Olson, De Frain& Skogrand, 2008)
¿Cómo puedo enseñar a las familias de mis estudiantes la importancia de estas experiencias?
¿Cómo las experiencias que yo proporciono a mis estudiantes contribuyen a su desarrollo?
Se dice hasta la saciedad que la participación de los padres/madres y familias en la educación de sus hijos redunda en beneficio debido a que los padres pueden aportar los conocimientos que tienen de sus hijos y compartirlo con los maestros ,al igual que, tienen conocimiento de las experiencias que el niño ha tenido en su hogar y su comunidad. El compartir estas experiencias le ofrece un caudal de conocimiento al maestro para poder hacerlo parte del currículo a través de las actividades. La NAEYC propone que los currículos preescolares indistintamente del que tengan debe incorporar cuatro elementos básicos en el currículo: los contenidos de las disciplinas, los principios del desarrollo, los valores sociales y culturales y las experiencias de vida de los niños. Esta información puede convertirse en una experiencia real en el salón, a tenor en la siguiente anécdota:
La maestra estudia en su perfil de la comunidad de donde provienen sus niños. Ha identificado que uno de ellos vive muy cerca de la costa y que se ha visto expuesto a tener experiencias en el mar ya que su abuelo lo saca de paseo los domingos en una lanchita. Entonces la maestra procede a invitar al abuelo del niño para que les de una charlita a los niños sobre la vida marina. También incorpora elementos de vida marina en el área de juego dramático según lo que ese niño le ha contado… Cuando va a finalizar la unidad de la vida marina los padres se ofrecen a cocinar bacalaítios y recrear lo que seriá un Kiosko en Piñones.
Cuando incorporamos las experiencias previas de los niños se enriquece el currículo ya que estamos validando como experiencias enriquecedoras las mismas que el niño ha tenido en su comunidad. Esto redunda en una percepción positiva con lo que son las experiencias de vida del ser humano sintiendo el orgulloso y valor de estas experiencias. Entonces existe un significado diferente ya que tanto la familia como la comunidad se siente valiosa y pueden ver las formas en que aportan. La colaboración entre las familias y los programas demuestran que se pueden desarrollar conexiones positivas entre padres, familias y los programas/escuelas que redundarán en beneficio tanto para los niños como para sus familias y el entorno educativo. Pensar en cómo desarrollar estas conexiones positivas implica que deben de haber un beneficio para ambas partes (Harvard Family Research Project, 2010; Halgunseth & Peterson, 2009). Los padres se benefician al aprender y capacitarse en áreas que no son de su dominio y que les permitirá tener las herramientas para que puedan promover el desarrollo máximo de la capacidad de sus hijos. Además los programas tienen el beneficio de poder conocer mejor a sus estudiantes a través de la información que obtienen de los padres. Esto también se demuestra en mayor motivación de logros académicos, promoción de grado, destrezas y seguridad en los logros académicos. Si podemos observar los logros podríamos enfocarnos en los beneficios a largo plazo sobre esta acción (Harvard Family Research Project, 2010; Halgunseth & Peterson, 2009). El modelo de compromiso familiar propuesto por precisamente nos plantea que la sociedad y la cultura tiene un intercambio cíclico en donde la sociedad y la cultura es la base para formar el ser humano dentro de lo que conceptualizamos familia.
Comparto esta anécdota que no fue propia sino que compartió una gran educadora.
Este papa llega a la escuela por que quiere ver a su hijo… tiene una orden de protección emitida por lo que no puede realizar esa visita. La Directora se le acerca y le comenta segura pero gentil. “Papa sabes que no puedes estar aquí por que tienen una orden de protección.” El le reclama que quiere ver a su hijo. La directora le pide que se vaya de buena forma porque si no tendrá que llamar a la policía… Le sigue hablando de sus posibilidades y cómo pudiera hacer esta realidad diferente… Ella es de la comunidad, conoce a todos las familias, quiere que sepa que lo ve como persona, no como agresor, y le aconseja. Logra que se vaya de la escuela en forma tranquila y sosegada. Poco a poco comienzan procesos de cambio en ese papá y hoy día es un padre voluntario en la escuela, valorado y apreciado por sus aportaciones. Ha aprendido sobre cómo hacer las cosas de una forma diferente y esto le ha abierto las oportunidades a ser un mejor papá. Descubrió y aprendió que hay otras formas de hacer las cosas: construir una historia diferente a la suya en relación a ser padre. Si esa Directora no se hubiera acercado a él en otra forma esta transformación nunca hubiera sucedido.
En el trabajo con las familias debe haber sensibilidad hacia las familias y un grado de compromiso con ellas sin pasar juicio. Solo así podremos desarrollar una comunidad que busque el bienestar común tanto de los padres/familias como de la escuela/centro. Es la forma de construir un compromiso con las familias y establecer relaciones recíprocas, concepto que discutiremos más adelante en el texto.
Busca el conocer quienes son esas familias, cúales son sus valores, sus costumbres y sus fortalezas entonces así podremos tener un camino hacia las relaciones colaborativas y recíprocas sin pasar juicio y sin cumplir con el papeleo que exige nuestro trabajo sino haciendo una diferencia.
Lee la siguiente anécdota que trata de ilustrar lo que deseamos ejemplificar cuando decimos que no debemos pasar juicio… Recuerda que el trabajo con padres es un trabajo a largo plazo y que se necesita trabajar día a día. Que tendremos muchos momentos difíciles al igual que otros satisfactorios. Es decisión nuestra si queremos hacer la diferencia.
Por ejemplo, tienes un padre de uno de tus estudiantes en donde sus experiencias de vida se han enfocado en superarse ante la adversidad y seguir hacia delante sin importarle mucho cuan fuerte pueden ser las situaciones a las que se ve expuesto a su alrededor. El quiere que su hijo aprenda esto… Por lo tanto cuando su niño llora por que se le rompió su juguete preferido le dice que no es nada que no llore… y entonces tal vez como maestra puedes ponerte a la defensiva e incomodarte por la falta de sensibilidad del padre ante las necesidades y sentimientos de sus hijo. Interpretaste, pasaste juicio sin necesariamente conocer todo el trasfondo y lo que motiva a que el padre responda en esta forma. Aquí entra en acción el conocimiento que podemos desarrollar sobre lo que es el compromiso y trabajo con las padres dentro de un marco de respeto y colaboración.
Las estrategias pueden ser miles pero nuestro comienzo es en el cambio de actitudes y deseo de hacerlo diferente. Te invito a que tengas la oportunidad de trabajar con este módulo con el mismo entusiasmo e interés que hemos puesto al desarrollarlo ya que queremos construir la esperanza… y escribir una historia diferente.
Escribe una lista de palabras positivas que puedes utilizar a diario con los padres, luego utilízalas.
Mis palabras positivas:
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También debemos compartir con los padres /madres /familias el cómo las prácticas de crianza influyen en la seguridad del niño y su desarrollo a largo plazo en relación con su éxito escolar. Ramírez (2005) establece en una revisión de literatura sobre el tema de prácticas de crianza que hay basicamente tres estilos de crianza identificadas como autoritaria, permisiva y democrática/autoritativa. Cada una de ellas define estas experiencias desde una perspectiva social en el manejo de sus hijos/as: El estilo autoritario se presenta con un nivel de control muy elevado, se establecen normas por todo, los hijos deben ser obedientes, se hace uso del castigo como prácticas de enseñanza, medidas disciplinarias y hay poca comunicación; en el estilo permisivo los padres/madres se muestran muy afectuosos y le permiten hacer a sus hijos todo lo que desean, no exigen normas ni responsabilidades, no usan el poder y el control sobre el niño. Finalmente el estilo democrático/autoritativo muestra un nivel elevado de comunicación, son asertivos, son afectuosos, evitan el castigo, sin embargo dirigen y muestran parámetros de conducta utilizando el diálogo y la comunicación. Cada uno de estos estilos de crianza aportan diferencias en relación con lo que se le enseña a los hijos a través de estas prácticas. La literatura ( González-Mena, 2006; Ramírez, 2005 ) apunta a que las prácticas de crianza democráticas son las más beneficiosas ya que ayuda a que el niño se sienta seguro, sea independiente, pueda utilizar sus recursos al máximo y tenga una vida productiva a largo plazo. Esto es una ganancia para toda la vida que no se limita a los años de escolaridad. Podemos entonces entender que las experiencias en el hogar juegan un papel importante en el desarrollo del niño ya que los lazos emocionales que se establecen entre los padres y sus hijos son la base de las relaciones futuras. La forma en que los padres/madres le hablan al niño, las experiencias que le provean, el apoyo emocional hacia todo lo que realiza el niño es determinante. Por ello el maestro debe constituir un sistema de apoyo para el padre/madre /familiar en donde puedan desarrollar practicas de crianza positivas para el futuro del niño.
Por otro lado, los estudios indican el impacto que tiene la participación de los padres en el desarrollo y éxito educativo en el futuro de sus hijos ( Harvard Family Research Project, 2010; Halgunseth & Peterson, 2009). Esto desde la perspectiva de la integración de esas experiencias educativas en el hogar reconociendo que el proceso de aprendizaje no se da exclusivamente en el contexto escolar sino que es extensivo para el hogar, la comunidad para toda la vida. Además, las experiencias en el hogar juegan un papel importante en el desarrollo del niño en esta etapa crítica de su desarrollo. Los padres pueden aprender a realizar actividades más apropiadas para sus niños que a largo plazo redundarán en beneficio para su desarrollo. Los estudios indican el impacto que tiene la participación de los padres en el desarrollo y éxito educativo en el futuro de sus hijos.
La familia es la base y el punto de partida para lograr el éxito… tenemos que servirle de apoyo a la familia estableciendo relaciones recíprocas entre ellas.
El primer paso para establecer relaciones recíprocas con las familias se refiere a la igualdad en las relaciones en donde tanto padres como escuela tengan beneficios. Es necesario desarrollar relaciones de confianza dentro de un marco de respeto y seguridad en relación con lo que vamos a esperar de la otra parte. Entre las características que se destacan de la confianza es importante que el maestro se de a conocer de forma tal que los padres/madres/familias conozcan quien es ese maestro como persona. También el maestro tiene la herramienta idónea para conocer sobre las familias a través de las visitas al hogar, en algunos programas es compulsorio en otros será de carácter voluntario. De todas formas estas visitas ofrecen gran información sobre las familias y sus costumbres.
Además, en el desarrollo de la confianza es necesario demostrar que se está dispuesto a tomar riesgos para el bienestar de los niños. Como por ejemplo, si existe una situación en que la maestra no posea el conocimiento sobre un tema que los padres/madres/familias tiene necesidad y ella admita en una reunión de padres que se compromete a buscar la información ya que no tiene dominio de ello. Ambas partes deben reconocer los esfuerzos del otro con todo lo que está relacionado a esas acciones educativas. Tiene que haber disponibilidad para trabajar en pos del beneficio del niño. Tener sensibilidad hacia las necesidades tanto de la escuela como de las familias. Así podrán desarrollar confianza en un marco de respeto y valorización a través de la labor diaria del padre/madre/familia y la escuela. Finalmente si verdaderamente queremos lograr cambios tenemos que estar disponibles a construir con esfuerzo y relaciones interpersonales ese puente que sirve de unión entre dos mecanismos la escuela y las familias. Si los sistemas administrativos no apoyan estas políticas mostrando por ejemplo un sistema de puertas abiertas en donde los padres/madres/familias son acogidas a pesar de sus diferencias no será posible establecer estos vínculos y relaciones recíprocas. Las actividades adecuadas deben partir de las necesidades de los padres/madres y las familias. Esto debe ser determinado a través de un cuestionario o una encuesta entre padres ya sea de forma oral o escrita. Lo importante es que refleje las necesidades de los padres aunque no coincidamos con ellos. Ese respeto a largo plazo dará frutos. Cuando no le preguntamos a los padres/ madres sobre su parecer estamos siguiendo un enfoque tradicional en donde se tiene una visión deficitoria. Cuando tomamos decisión de todo le estamos diciendo a las familias que ellos no tienen conocimiento, que nosotros sabemos lo que es mejor para ellos y que les abriremos sus cabecitas para depositar nuestro conocimiento según nos lo plantea Paulo Freire sobre la educación bancaria. Es importante tener acciones que vayan de acuerdo a la evolución de nuestra disciplina como maestros. Es tiempo de que podamos reflexionar : qué es lo que estamos haciendo y cómo lo estamos haciendo. De ello depende la evolución hacia otro tipo de relación colaborativa y recíproca.
Finalmente, en esta relación recíproca basada en respeto y creencia de que las familias tienen fortalezas y que vamos a servir de apoyo para capacitarles y apoderarlos es necesario tener accesibles una serie de actividades que sean del disfrute de todos en la comunidad. Podemos hacer actividades tales como Casa Abierta, discusión del progreso del niño, exhibiciones de los trabajos de los niños, hojuelas informativas, un periódico escolar, tablón de edictos para padres, reuniones a padres, grupos de apoyo, lecturas disponibles, actividades y comunicaciones de ambos lados. Así podremos construir puentes como dice Leo Buscalglia entre las familias y la escuela en un esfuerzo común para el beneficio de ambos y por el bienestar de nuestros niños.
¿Qué estoy haciendo bien en relación con el trabajo con padres/madres/familias y qué debo cambiar?
Referencias
- Barbour, C., Barbour, N.H. y Scully, P. A. (2008). Families, School and Communities: building partnerships for educating children. (4ta ed.). Columbus, Ohio: Merrill – Prentice Hall.
- Berger, E.H. (2007). Parents as partners in education: families and school working together (7ma. ed.). Columbus, Ohio: Pearson Merrill Prentice Hall.
- Berger, E.H. & Rioja-Cortez, M.R. (2012). Parents as partners in education: families and school working together (8va. ed.). Columbus, Ohio: Pearson.
- Buscaglia, L. (1985). Vivir, amar y aprender. México DF: Editorial Diana, S. A.
- Cintrón de Esteves, C., López de Cruz, M. & Corujo Martínez, G. (2006). Preescolares: Principios e ideas que fortalecen un currículo integrado e inclusivo. Colombia: Panamericana Formas e Impresos, S.A.
- Gestwicki, C. (2007). Home, School and Community Relations: A Guide to Working with Families (6ta. ed.). Clifton Park, NY: Thomson Delmar Learning.
- González-Mena, J. (2006). The child in the families and the community (4ta. ed.) Columbus, Ohio: Merrill Prentice Hall.
- Halgunseth, L. & Peterson, A. (2009). Family Engagement, diverse families and EarlyChildhood Education programs: An integrated Review of the the Literature. Washington, DC:National Association for the Education of Young Children.
- Harvard Family Research Project. (2010). Family Engagement as a Systemic, Sustained, and Integrated Strategy to Promote Student Achievement. Harvard Family Research Project:Cambridge, MA.
- Keyser, J. (2006). From Parents to Partners building a Family –Centered EarlyChildhood program. St Paul, MN: Redleaf Press .
- National Association for the Education of Young Children. (2011). Código de conducta ética y declaración de compromiso. Washington, DC: NAEYC
- Ramírez, María Aurelia. (2005). PADRES Y DESARROLLO DE LOS HIJOS: PRACTICAS DE CRIANZA. Estudios pedagógicos (Valdivia), 31(2), 167-177. Recuperado de http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-07052005000200011&lng=es&tlng=es. 10.4067/S0718-07052005000200011.
Resilencia: Fortalezas que construimos día a día
Wanda Figueroa, Ph.D. Ed.D.
Resiliencia es la capacidad que tiene la persona de sobrellevar experiencias muy difíciles. En otras palabras, es la capacidad de “levantarse después de la tormenta” con determinación y la convicción de que has ganado, pues has aprendido de esa experiencia. La persona resiliente crea formas nuevas de ver la situación, ve alternativas. Enfrenta las situaciones difíciles independientemente pero también considera y accesa los recursos que tiene disponibles en su ambiente. El relato de esta madre describe algunas características resilientes que la sostienen para seguir adelante con su familia:
Yo dependo de lo que estoy dependiendo ahora mismo y le doy gracias a Dios que en mi casa hay comida con esa ayuda que me da el gobierno. Pero no dependo del gobierno porque por acá me las busco y gracias porque me las he busca’o, yo he resuelto hasta ahora. Y por eso tengo que dar gracias a Dios todos los días, por comer y por dormir bajo un techo. Después que mis hijos tengan dónde dormir, qué comer y donde bañarse…eso es lo importante.
Podríamos decir que todas las personas tienen la capacidad de ser resilientes. Estudios demuestran que la sociabilidad, característica del temperamento la cual es heredada, en conjunto con las influencias en el medio ambiente, aportan al desarrollo de la resiliencia en las personas (Kim-Cohen; Moffitt; Caspi & Taylor, 2004). La resiliencia no es algo que se desarrolla de la noche a la mañana. La resiliencia se va construyendo día a día, con cada experiencia difícil, pequeña o grande, que superamos.
Me quiero como soy: Características de la persona resiliente
Se han identificado tres conceptos básicos en el desarrollo de la resiliencia. Estos conceptos son el apego, auto-estima positiva y auto-control (Deveroux Center for Resilience) (Ver Figura #1). El apego es la relación intima entre el niño y el o los adultos a cargo, originalmente en el contexto familiar. Cuando el apego es positivo provee en el niño un sentido de seguridad, alegría, protección, estabilidad y confianza.
El segundo concepto, la auto-estima positiva es aquella que se va construyendo desde los primeros años de vida a través de la interacción con otros. Se refiere a la percepción que tiene el individuo de sí mismo como ser único en el universo. Requiere un proceso interno el cual impulsa a un conocimiento claro de sus habilidades y áreas a fortalecer.
El tercer concepto es el auto-control. Se refiere a la capacidad que va desarrollando la persona para centrar su foco de atención o acción ejecutiva en la tarea o asunto a realizar. El auto-control tiene un componente cognitivo (capacidad cognitiva para entender lo que se sucede y requiere hacer; utilizar estrategias aprendidas o nuevas para solucionar la situación). El auto-control también comprende un proceso emocional en el cual la persona establece un balance entre lo que desea, necesita y puede obtener en ese momento en particular.
Un balance adecuado de estos tres conceptos aporta grandemente al desarrollo de destrezas resilientes para superar situaciones difíciles. A continuación se presentan características resilientes las cuales se desprenden de estos tres conceptos básicos.
Social (relacionado al apego): Posee un compromiso social, altruista. Disfruta participar en actividades que obran en beneficio de la comunidad, de los más necesitados. Es empático ante las situaciones de los demás. Reconoce el estado emocional de otras personas y su comunicación verbal y corporal va en armonía con la situación. Se relaciona con personas con intereses y valores afines. Establece relaciones positivas con otros. Es reconocido por sus cualidades personales, e interpersonales, por lo que las personas se sienten a gusto y buscan de su presencia.
Temperamento (relacionado a la auto-estima): La persona tiene una percepción positiva de si, esto es, reconoce sus fortalezas y las áreas que necesita mejorar. Se adapta a situaciones nuevas con facilidad. Posee un sentido de autonomía e independencia por lo que se destaca en su empeño en tratar de lograr lo que se propone. Ha desarrollado una visión positiva de su vida. Esta visión positiva de sí aporta a fortalecer su sentido de esperanza de que todo tiene un propósito en la vida y lo importante es buscar alternativas para encontrar la solución. Posee metas claras y realistas. Utiliza el humor para balancear situaciones estresantes.
Cognitiva (relacionado al auto-control): Incorpora conocimientos previos para resolver situaciones presentes. En otras palabras, aprende de las experiencias pasadas e incorpora ese conocimiento en las situaciones presentes. Por tanto, enfrentan las dificultades como un reto y no como un problema que hay que evadir. Posee la motivación y curiosidad para aprender y explorar su ambiente. Su nivel de atención es adecuado, por tanto puede enfocarse hasta completar la tarea que se ha propuesto.
¿Cuáles características te interesaría fortalecer en ti?
La familia que tengo: Resiliencia en el hogar
La familia es la base edificadora de la sociedad. De ella emanan los ciudadanos que conforman nuestra estructura como pueblo, con los valores, cultura, tradiciones y reglas que dan forma y sentido a el quehacer diario de todos. La familia es el contexto inicial del ser humano. Es, en la intimidad de las relaciones que se establecen por los miembros de la familia, donde dan origen a las primeras vivencias de afecto, aceptación, cercanía corporal y emocional, estilos de comunicación, expresiones inherentes a la cultura y a los valores formados a través del tiempo (Baeza, 2000). Es donde se conoce la historia familiar nuclear y la extendida, donde nacen y crecen las raíces “de donde vengo.”
En las familias contemporáneas existen diversas estructuras familiares. Cada una de ellas contiene fortalezas y necesidades específicas las cuales es necesario reconocer al trabajar con las familias. Existen factores internos y externos a la familia que ponen en riesgo su estabilidad. Si las capacidades de la familia son suficientes para superar el factor de riesgo, decimos que la familia es capaz de adaptarse y reestablecer su balance. Sin embargo hay circunstancias en que la situación de riesgo es mayor a las capacidades de la familia creando así un desequilibrio, desorganización e interrupción de sus funciones (Patterson, 2002). Esto es lo que conocemos como una crisis familiar. Para superar la misma requiere, en muchas ocasiones, cambios en la estructura o funciones de los miembros de la familia.
No hay familias perfectas. Lo que representa bienestar para unas familias no lo es para otras. Lo que si es importante reconocer es que al desarrollar y promover prácticas resilientes en las familias y sus miembros aportamos a mantener o restaurar el “bien común.” Brokenleg (2010) destaca que establecer relaciones positivas entre los miembros de la familia es crucial para el desarrollo de la resiliencia. A continuación se describen las características que constituyen una familia resiliente.
Crianza. Las familias resilientes utilizan un estilo de crianza autoritario/democratico (Masten, 2001). En este estilo de crianza los adultos son firmes pero amorosos. Establecen reglas en el hogar las cuales son conocidas por todos y se aplican de manera consistente. Los adultos establecen límites que deben ser seguidos para mantener el bien común. Existen metas claras y realistas las cuales han sido determinadas en consenso. Los adultos expresan tener expectativas altas de los niños lo cual conlleva a un compromiso de estos de hacer su mejor esfuerzo para alcanzarlas. En la crianza autoritaria los adultos promueven un sentido de autonomía en los niños. Esto es, el adulto, a través de la relación establecida con el niño, promueve el que explore alternativas y tome decisiones, dentro de un margen de seguridad.
Clima del hogar. Las demandas laborales, familiares, sociales y legales además de las influencias de los medios de comunicación, ejercen gran presión en cuanto al clima que permea en los hogares contemporáneos. Las familias resilientes promueven un clima positivo en el hogar. Existen pocas diferencias entre los adultos a cargo. Esto implica que existe una buena comunicación entre los adultos en el hogar y los niños. Por tanto la información que reciben los niños es consistente. Existe una estructura u organización que mantiene el orden y las expectativas acordadas. En otras palabras, los miembros de la familia reconocen qué se espera de ellos y responden de acuerdo a los roles y expectativas ya establecidas.
Los adultos están comprometidos con la educación y el bienestar de los niños facilitando así su adaptación en diversos entornos y situaciones. Los adultos son los responsables de impartir el conocimiento de un sistema de valores y creencias comunes afines a la cultura y a la experiencia familiar. Los valores de la familia son integrados y fortalecidos por las experiencias vividas. Existe una estima colectiva en donde se reafirma el valor que tiene la familia como grupo primario de apoyo. Aceptan las situaciones difíciles y trabajan juntos para superarlas. Esta estima colectiva asume que la familia puede superar todos los obstáculos que enfrenten y que cada miembro de la familia tiene la responsabilidad de mantenerla.
Los adultos demuestran empatía y amor hacia sus niños fortaleciendo así los lazos afectivos de seguridad y aceptación. En el hogar se propicia un ambiente de apertura hacia una mejor comunicación por tanto permite que el niño se sienta que es escuchado y valorado. Una madre describe el ambiente que propicia en su hogar para establecer una mejor comunicación y confianza con sus hijos de la siguiente manera:
Yo tengo tres hijos… y créeme, además de hablarles hay que escucharlos. Yo escucho mucho a mi hijo, lo escucho…creo que lo escucho más de lo que le hablo, y logro entender unas cosas, y lo que no pueda manejar, pues, muchas veces lo he dejado en el aire hasta que tenga la respuesta, porque a veces no tengo todas las respuestas, pero sí lo escucho, siempre lo escucho. Siempre he valorado la importancia de escuchar, de escuchar a mis hijos.
En la comunidad. La familia posee una red de apoyo la cual puede estar compuesta de recursos informales tales como familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos. Estos recursos informales son creados y se fundamentan bajo los criterios de confianza, respeto y compromiso. Otras redes de apoyo son las instituciones aledañas a la comunidad como la iglesia, escuela, centro de salud y diversas organizaciones comunitarias. Esta red de apoyo informal es necesaria para el bienestar de la familia pues al tenerla proyecta un clima de esperanza y confianza ante los obstáculos que la familia pueda enfrentar.
Alternativas de acción / estrategias con familias para pensar y hacer:
- ¿Cómo describes la familia de la que provienes? Traza un círculo en una hoja de papel y escribe aquellas características que aportan a la resiliencia en tu familia. Fuera del círculo escribe los factores que ponen en riesgo el balance y bienestar de tu familia. Identifica qué recursos o acciones puedes tomar para minimizar esos factores negativos.
- Puedes realizar este ejercicio con las familias de los niños en tu salón o escuela. Es impresionante conocer los múltiples recursos que pueden identificar colectivamente para el beneficio de todos; los factores que afectan el bienestar de las familias en general y las alternativas de acción que pueden generarse de esta discusión.
- ¿Cómo tus prácticas educativas propician un clima que aporta a la resiliencia de los niños? ¿Qué otros componentes puedes incorporar a tu práctica?
Educadores-agentes de cambio: Poniendo mi granito de arena
Los educadores tienen la responsabilidad y una excelente oportunidad de aportar al bienestar de la sociedad a través de su relación con los niños y sus familias. La Asociación Nacional para la Educación Temprana (Halgunseth, Peterson, Stark & Moodie, 2009) afirma la importancia de establecer alianzas entre las familias y los programas de educación de la niñez temprana. Estas alianzas deben estar encaminadas a fortalecer las familias y las comunidades hacia una trayectoria de resiliencia.
Esta trayectoria de resiliencia comprende, según Garfat & Van Bockern (2010) cuatro componentes: 1) pertenecer, 2) dominio, 3) independencia y 4) generosidad. Es importante que el educador incorpore estos componentes en sus prácticas educativas para que exista secuencia y consistencia en el uso de los conceptos no solamente en el contexto educativo sino también en el contexto familiar.
Pertenecer. El sentido de pertenencia familiar y escolar se fortalece a través de las rutinas y tradiciones que destacan las particularidades de ese grupo. Este sentido de pertenencia se afirma cuando se establecen lazos de apego o afinidad entre sus miembros. Los integrantes de la familia o escuela se sienten comprometidos con el bienestar de unos y otros, demuestrado a través de los comentarios o acciones. Durante las reuniones con las familias es recomendable establecer un tiempo para que los participantes se conozcan, de forma informal. Además, de debe proveer la oportunidad de identificar algunas metas en las que deseen trabajar como grupo. De esta manera el educador es un facilitador del proceso en el cual la familias se apoderan de las situaciones, así como de las ideas y estrategias para remediarlas.
Dominio. Se refiere a la capacidad que tiene todo ser humano de desarrollar destrezas que aportan a crear y mantener el bienestar propio y el común. Es importante comunicar a las familias un mensaje de confianza y esperanza de que ellos tienen el mayor conocimiento sobre su situación familiar, conocen y poseen herramientas útiles que aportan a la solución de los problemas. Es importante reconocer que las familias están haciendo lo mejor que pueden, dentro de sus capacidades, para resolver su situación (Amatea, Smith-Adcock & Villares, 2006). Muchas familias utilizan las herramientas aprendidas de sus padres a través de su experiencia de crianza y son las que rápidamente surgen en su consciente en momentos de crisis. Como educador es importante recordarle a las familias considerar todas las alternativas posibles o traer a su consideración algunas que, por su alto estado de estrés no pueden identificar fácilmente.
Independencia. Las familias que promueven la independencia de sus miembros en el hogar, permea un sentido de seguridad, aceptación e iniciativa. La independencia en las familias se observa cuando, ante una situación difícil, pueden enfrentar y buscar soluciones, mantienen auto-control, son creativos y trabajan hacia un bien común. Promueven que sus miembros sigan su sueño, respetando la decisión tomada. Es importante, como educador, conocer los valores y las creencias de las familias para entender las fuerzas que los motivan a tomar sus decisiones.
Generosidad. Cuando las familias demuestran generosidad, permea el amor, compromiso, solidaridad entre todos sus integrantes. Existe un deseo de dar de si sin esperar nada a cambio. Este valor es modelado por los mayores en el hogar y aprendido por los niños. Cuando las familias en una comunidad se ayudan en momentos difíciles o simplemente al compartir lo que tienen, demuestran a los niños una lección hermosa sobre como se construye una sociedad de paz.
¿Qué proyecto puedes realizar con las familias y los niños de manera que fortalezcan el sentido de generosidad?
Conversa con los niños sobre cómo se sienten cuando están aprendiendo a hacer algo y finalmente lo logran hacer, o cuando tratan de hacer algo y no lo logran. Conversar sobre ideas acerca de cómo podemos lograr hacer algo que nos resulta difícil. Por ejemplo: pensar y tratar de hacerlo de otra manera; pedirle ayuda a otra persona para que te enseñe a hacerlo o para que juntos traten de resolverlo.
Dialoga con las familias, de forma individual o en grupos pequeños acerca de cuáles situaciones les resulta difícil manejar en el hogar. Dialoga con las familias sobre qué temas han tratado y cuáles han sido los resultados. Comparte o invita a los integrantes del grupo a compartir que otras alternativas han tratado o proponen.
Para fortalecer el sentido de generosidad, dialoga con los niños y familias sobre qué situación conocen que todos juntos puedan ayudar a mejorar. Puede ser a una familia en particular, a alguien en la comunidad, algún servicio en la comunidad (Centro de personas de edad avanzada; comercio local, otra escuela o Centro).
Referencias
- Amatea, E. S.; Smith-Adock, S. & Villares, E. 2006. From family deficit to familystrength: Beijing families’ contributions to children’s learning from a familyresilience perspective. Professional School Counseling, 9 (3), 177-189.
- Baeza, S. 2000. El rol de la familia en la educación de los hijos. Jornadas interdisciplinarias de instituciones de promoción social, educación y salud. Ministerio de bienestar social, Gobierno de la Provincia de la Pampa. Santa Rosa, 24 y 25 de septiembre de 1999. Vol. 1 (3). Conferencia inaugural.
- Brokenleg, Martin. 2010. The Resilience Revolution: Our Original Collaboration.Reclaiming children and youth. Vol, 18, #4. www.reclaimingjournal.com
- Devereux Center for Resilient Children. Recuperado de www.centerforresilientchildren.org
- Garfat, T. & Van Bockern, S. 2010. Families and the circle of courage. ReclaimingChildren and Youth Journal. Vol. 18(4), 37-39.
- Halgunseth, L.; Peterson, A.; Stark, D. R. & Moodie, S. 2009. Family engagement,diverse families, and early childhood education programs: an integratedreview of the literature. Washington, DC: National Association for the Education of Young Children.
- Kim-Cohen, J.; Moffitt, T. E.; Caspi, A.; Taylor, A. (2004). Genetic andenvironmental processes in young children’s resilience and vulnerabilityto socioeconomic deprivation. Child Development, May/June, (75), 3, 651668.
- Masten, A. S. (2001). Ordinary Magic – Resilience Processes in Development.American Psychologist, 56 (3), pp.227-238.
- Patterson, J. M. 2002. Understanding family resilience. Journal of ClinicalPsychology. Vol. 58 (3), 233-246.
Los valores, las familias y la escuela
María de losÁngeles Agrinsoni de Olivo, M.A. Ed.
La National Association for the Education of Young Children (NAEYC) expone, en la sección dos de su código de conducta ética, las responsabilidades que el maestro tiene con las familias. El reglón es una afirmación a la importancia de reconocer el valor de trabajar para el encuentro con las familias:
Las familias tienen una importancia primordial en el desarrollo de los niños. Puesto que la familia y el profesional de cuidado infantil tienen un interés común en el bienestar del niño, reconocemos la responsabilidad primordial de hacer efectiva la colaboración entre la comunidad y el hogar y el programa para niños pequeños de manera que fomenten su desarrollo.
La NAEYC (2005) establece además, que “el término familia puede incluir a aquellos adultos, aparte de los progenitores, que tengan la responsabilidad de participar en educar, criar y abogar por el niño”. En los ideales y principios de esta sección, se destacan conceptos tales como: bienestar, comunicación, participación, colaboración, cooperación efectiva, confianza mutua, apoyo, comprensión y aprecio. Cada uno de estos puede quedarse como principios escritos en el papel. Sin embargo, a través de la práctica contínua y la decisión de trabajar por las familias, se puede conformar la acción afirmativa de la práctica en valores.
Los maestros tenemos el desafío de modelar valores positivos. Nuestras acciones representan lo que creemos y queremos para las familias. Este desafío viene como parte de la aportación que hacemos a la sociedad. La enseñanza no puede desvincularse de los valores y de nuestro trabajo con las familias. Los valores le dan sentido y guía a nuestra existencia. Es importante que prestemos atención al realizar nuestra tarea diaria de enseñar, sin perder de perspectiva que todo lo que enseñemos se convierta en saber práctico para la vida. Los valores nos guían a utilizar el saber para encaminar nuestros actos y obrar hacia el bienestar común.
Freire (2009) expone que “enseñar no es transferir conocimiento”.El saber debe corresponder a la incursión del niño como individuo ante el mundo. Es el saber y conocer para entender y dar al otro. Tal como indica Hostos en su Tratado de sociología, “El individuo por naturales condiciones de su propio ser, tiende a completarse con, en y por medio de otro ser” (Hostos, 1989).
Hagamos conscientes a las familias de que el hogar es la célula inicial para vivir los valores, por ser el núcleo al cual los individuos pertenecen, se desarrollan y complementan. Esto se logra mediante el arraigo hacia la conciencia de que todos mis actos tienen un valor implícito. Lo que hago tiene una consecuencia sobre mí y sobre los que están a mí alrededor. El compartir, la solidaridad, el respeto y la comprensión son valores que comienzan en la familia. La forma en que resolvemos nuestros dilemas o asuntos dependerá, en gran medida, de lo que hemos aprendido y valorado desde el hogar. Por tal razón, desde el inicio del año, compartamos con los padres ideas para una mejor convivencia y hablemos de valores.
Todos conocemos la complejidad de la instutución familiar. Hagamos que todos sus miembros sean partícipes del ambiente educativo a través de los valores. Realicemos ejercicios diarios con ellos para que nunca olviden que solo se transforman las cosas si reflexionamos sobre las acciones que hacemos. Los valores son la brújula ante este encuentro. La dirección de la vida en familia dependerá de aquello que nos acompaña para interpretar las acciones del otro. Si el valor del amor está en nosotros veremos con amor al otro. Si, por el contrario, nuestra dirección es ver todo de manera egoísta, nunca entenderemos cuando el otro quiera acercarse para ayudar o establecer una relación de afecto en solidaridad. Lo que me mueve a generar mi acción estará siempre presente en mis actos; estos son los valores en acción. Este saber debe extenderse al hogar y contar con la familia para incorporar los valores en el crecimiento de los niños. La escuela o centro educativo debe convertirse en el lugar común para compartir los valores de las familias.
La labor docente es por tanto una acción intrínsecamente relacionada con valores. Nuestra profesión requiere que seamos fieles a celebrar, en cada uno de nuestros salones y con las familias, la solidaridad para el bien común, la responsabilidad para el bienestar, el amor para sanar y confiar, el respeto para crecer en la justicia para la igualdad y la dignidad como símbolo único de la valoración a nuestra humanidad.
Atraer una sincera convivencia humana dirigida a compartir nuestra naturaleza solidaria no debe ser un mito. Requiere de una alta disposición para reconocer que para compartir valores se necesita que el ambiente escolar sea un lugar de puertas abiertas a los padres, para desarrollar una transformación necesaria y unificadora. Consiste en articular, como parte del currículo, el trabajo con las familias. Hay que atraerlos, motivarlos, escucharlos y ayudarlos a entender los valores como pieza clave de la vida. Imagínate contando con todo aquello que las familias quieren aportar o descubriendo con ellas proyectos dirigidos a colaborar con la comunidad, proyectos de transformación para una mejor vida, proyectos donde todos los involucrados ofrezcan ejemplo a los más pequeños.
Imagínate que descubres, con los niños y sus familias, toda la diversidad ecológica, en la cual el respeto a la tierra implica respeto a la vida y al consumo responsable. Como uno de los proyectos, invitas a las familias a descubrir las diversas clases de semillas y los tipos de siembras. Al final, realizan un gran proyecto, al cual pueden llamar Amamos la Tierra: Ecología en familia. Involucramos a todos con el propósito de generar una unidad curricular participativa. Esto implica que la familia se acerca a la escuela o centro. Más allá de traer un material como asignación, ¡es ser parte!, encontrarse con los valores en la acción, es reconocer lo que indicaFreire (2009): la “prescencia en el mundo, con el mundo y con los otros”.
El maestro, como apoyo en el deber de la formación de los valores desde la familia, se hace presente en la medida que se entrega a los miembros, que atiende día a día. Esta aseveración demanda, en principio, de la continua reflexión sobre la riqueza que hay en las familias.
¿Cómo el maestro descubre la riqueza familiar?
El trabajo desde el desarrollo de los valores con las familias requiere descubrir cuáles son las cosas que las familias consideran importante. La dinámica hacia este entendimiento surge en la medida en que se desarrollan actividades para que estas realicen un análisis de la diversidad de valores que los acompañan y reconozcan que dichos valores son parte de las riqueza que poseen.
Es importante desarrollar un perfil de valores de las familias. Comienza por reconocer en qué trabajan sus miembros; cuáles son sus pasatiempos; en qué áreas son creativos; qué recursos tienen, tanto físicos, como sociales y emocionales; qué conocen, qué guardan o han heredado o pasado de generación en generación. Inserta ese conocimiento que poseen al currículo. Estima aquello que puedan realizar. Quizás algunos de los miembros de tus familias trabaja como recogedor de basura, acto muy importante para mantener la salud. Esta persona puede ayudar a los niños a entender la responsabilidad en el manejo de los desperdicios. Quizás tienes una madre que trabaja en un museo; esta puede involucrarse a ayudar a las familias a entender el valor por lo estético. En fin, es hacer un conglomerado donde todos seamos parte integral importante. El maestro debe reconocer, con premura, la importancia de establecer múltiples estrategias para volver ese conglomerado de conceptos en piezas clave de la formación de las familias; debe mirar todo lo que rodea al niño desde sus valores.
El ambiente que promueve la formación del carácter nunca aparta los valores y el desarrollo de un ambiente basado en el bienestar común. La formación del carácter de los niños parte desde las familias y otros adultos con quienes conviven, crecen, juegan y a los cuales observan e imitan. Las interacciones y la integración con los adultos son esenciales para la formación integral. Por esta razón, los centros de cuidado y desarrollo donde se convive diariamente con niños en edad temprana deben tener como meta, o propósito, que el niño descubra quién es y el desarrollo y valía que tienen la familia, la comunidad y la escuela en conjunto. La consistencia en esta dinámica positiva constituirá los cimientos sobre los cuales se forma el carácter que el niño demostrará.
En los ambientes de niños de edad temprana donde se actúa con justicia y responsabilidad, se descubre cómo convivir apreciando “al otro”; cómo hacer uso de materiales y espacios comunes, y el entendimiento a través de la paz, la armonía, el consuelo, la ternura y el amor como valor que se convierte en acción. Los niños comienzan a entender y a conocer la autodisciplina de mantener en orden los espacios organizados, pues son utilizados por todos. Aprenden que existe la libertad para expresarse desde la importancia y el sentido de ser un buen escucha. Entiende que es importante crear y respetar los trabajos de todos pues representan lo que cada uno es y siente. Reconoce que puede tomar decisiones y opinar. Se apodera de conocimiento que lo hace sentir que entiende el mundo que lo rodea y se hace parte de él. Las familias tienen que ser parte integral de toda esta dinámica.
Descubrir el amor por el aprendizaje y el desarrollo de conocimiento es algo que las familias pueden compartir juntos. Esto se convierte en un valor en la medida en que se apoderan de conocimiento que les sirve para mejorar su calidad de vida. Desde cómo organizar el hogar para que todos los miembros de la familia puedan conversar juntos, hasta llegar a un proceso de reflexión intenso donde la respuesta es convertirse en más capaz y cambiar la forma en que las cosas se realizan.
Es nuestra responsabilidad como educadores responder afirmativamente a las necesidades de las familias. El bienestar de todos debe convertirse en una meta común. De esto se trata vivir en solidaridad. Identificar particularidades y planificar estrategias para que el ambiente, salón o centro educativo se convierta en una comunidad de familias que aprenden, crecen y viven fraternalmente. La solidaridad es un valor que debe acompañar al maestro. El dinamismo del educcador hacia el entendimiento, el esfuerzo colectivo, las redes de apoyo desde las habilidades que cada uno posee, el cuidado hacia el diálogo respetuoso y participativo, el reconocimiento hacia formar una comunidad debe ser el engranaje inicial del trabajo con las familias hacia los valores. Una de las metas del personal que trabaja a favor de los valores es propiciar que las familias desarrollen ideas para responder a los problemas que les afectan.
Para que exista solidaridad, el diálogo debe aparecer como salvaguarda de ideas y pensamientos. Paulo Freire (2007) explica que “el mundo humano es un mundo de comunicación”. Se trata de cuánto podemos hacer por los niños. La comunicación no es una competencia de quién sabe más sobre el niño. Es reconocer que el conocimiento es pieza clave para que todos se unan en el proceso de enseñar y aprender para velar con mayor juicio y validez por el bienestar común. Entender que el conocimiento da poder para tomar decisiones se convierte en un valor en la medida que lo aprendido es utilizado para compartir y vincularse. Deja de ser un valor en la medida que se utiliza para menospreciar o hacer sentir al otro inferior.
Hay que hacer realidad que cada maestro lleve a cabo reflexiones diarias de cómo actúa con respecto a las familias que recibe. El valor del respeto a las familias es pieza clave en el diario vivir, como parte del desarrollo del carácter profesional. Es necesario que haga un análisis sobre lo que revelan sus actuaciones y qué respuesta tiene de los niños y sus familias. El maestro debe verse a sí mismo con iniciativa, puesto que el valor de la responsabilidad lo exige. Este huye de la idea de ser impositivo y abraza los valores para colaborar. Utiliza sus herramientas para ayudar a que las familias se apoderen del sentido de crear las condiciones para tomar decisiones juntos, establecer y reconocer prioridades y establecer proyectos.
La continuidad en el trabajo con los padres ayudará a identificar las competencias necesarias para trabajar con las familias. Hace falta reconocer y encaminarnos hacia nuevas formas de interacción y relación. Nuestra profesión exige que trabajemos con las familias desde la humanidad y el encuentro. La ética profesional es la columna para construir una cultura profesional dinámica, que alimenta nuestra labor y misión.
Adela Cortina, Ética de la razón cordial, p. 226
Hay que ver a las familias con dignidad…
Hay que ser pacientes con los cambios en las familias. Muchas veces, lo que para nosotros como maestros es lógico, para las familias no lo es. Nuestra profesión exige de una preparación muy extensa en áreas como desarrollo del niño, fundamentos psicológicos y sociológicos de la educación, currículo, observación y evaluación, entre otros. El padre, muchas veces, aprende de estos temas sobre la marcha. Colocar el valor del respeto a la familia como primordial requiere que todo aquello conocido y estudiado se ponga a su disposición. ¡Es trabajo colaborativo!
Se trata de cuánto podemos hacer por los niños. No es una competencia de quién sabe más sobre él. Es reconocer que el conocimiento es pieza clave para que todos se unan en el proceso de aprender, unir y compartir el conocimiento para velar con mayor juicio y validez por el bienestar. Entender que el conocimiento da poder para tomar decisiones se convierte en un valor en la medida en que lo aprendido es utilizado para compartir y vincularse. Este deja de ser un valor en la medida que se utiliza para menospreciar o hacer sentir inferior al otro
El encuentro con las familias nunca debe ser sobrio, sino lleno de alegría para servir de apoyo, establecer metas, ampliar relaciones y descubrir valores.
María de los A. Agrinsoni, 2014
Evalúa tu acción de forma afirmativa para descubrir cómo estás ganando la confianza de los padres desde la afirmación anterior.
- ¿Qué valores requiere mi trabajo con los padres?
- ¿Cómo les estoy ayudando a ser conscientes de los valores?
- ¿Me acerco a ellos para hablarles de valores?
- ¿Realizo un inventario sobre las estrategias que utilizo con los padres para dialogar sobre los valores?
Valores
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Convicciones y acciones
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¿Qué valores sostienen tu relación con las familias hoy? ¿Te sientes libre de prejuicios hacia las familias? ¿Qué haces para evitar la discriminación y el prejuicio? |
¿Cómo definirías tu convicción hacia el trabajo a favor de las familias desde los valores? ¿Beneficio a mis familias con las cosas que digo y hago? ¿Soy convincente con mi acción y mi palabra? ¿Estoy dispuesta a ayudar en vez de juzgar? ¿Qué costumbres me exijo para aceptar los valores como retos para mi vida? |
Valores para una formación equilibrada
En la columna izquierda de la siguiente tabla, encontrarás una historia. A la derecha, escribe ideas para transformar la historia pensando en los valores que se presentan en el recuadro.
Historia
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Cambia o amplía la historia desde los valores
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Yina es una maestra de preescolar. Es el día de la reunión inicial para conocer a las familias. Se sienta a un lado del salón a esperarlos y compaginar documentos. Mientras, los padres llegan, los mira y piensa cosas tales como: “Por como se vistió apuesto que ese papa es un irresponsable.” | DIGNIDAD |
Juanita llega con Efraín y se observa sumamente cansada. Había realizado doble turno la noche anterior. Le dice a la maestra: “Vine para la cita con la psicóloga”. | RESPONSABILIDAD |
Ester es una maestra decidida a involucrar a las familias en proyectos del salón. Su compañera y ella están pensando en qué podría hacer cada padre. Al pensar en el papá de Tomás, la compañera le dice: “A ese ponlo a barrer, que es lo único que puede hacer.” | RESPETO |
Una idea para comunicarte con los padres
Comunicarse con respeto es parte de los valores a desarrollar. Comparto contigo la idea de una carta para ayudar a los padres en su formación de valores.
__ de _______________ de 201__
Estimada familia:
El desafío de ser padres lleva consigo múltiples responsabilidades. Una de ellas es ser modelo continuo. La reflexión es aliada en este proceso. Estar vigilantes respecto a nuestras acciones y cómo estas afectan a nuestros niños es crucial en esta etapa de sus vidas. Ellos harán tanto lo que nos ven haciendo como aquello que les decimos que deben hacer. De aquí viene que nuestro comportamiento es parte de su desarrollo y crecimiento, y forma parte del aspecto sociocultural de sus vidas. En la medida en que crecen, van desarrollando esquemas que llevarán consigo por el resto de sus vidas. Nuestro ejemplo los educará y formará en valores.
Vigila siempre los siguiente aspectos:
- Mantén la calma. Aún en momentos difíciles, háblale a tu niño con cariño, pues aprenderá que todo tiene solución.
- Trata a todos los seres a tu alrededor con cariño. Vigila tu tono de voz y fomenta el diálogo. Así crecerá entendiendo que la comunicación es importante en la vida.
- Establece rutinas en el hogar que lo mantengan atareado junto contigo. Esta es una manera de establecer vínculos de apego fuertes. Así, crecerá compartiendo contigo sus preocupaciones y anhelos.
- Prepárate para el día siguiente. No dejes las cosas para el final. Utiliza tu tiempo al máximo. Esto te ayudará a estar más tranquilo y evitar el estrés innecesario. La tranquilidad es esencial para su futuro escolar.
- Recuérdale que cada cosa va en su lugar. La organización nos ayuda a utilizar mejor nuestro tiempo. Luego, mantendrá sus libros y pertenencias en orden.
- Desarrolla la habilidad de ser puntual. Esta es una destreza muy necesaria para el mundo del trabajo. Al llegar temprano al centro, tendrás más tiempo para compartir con tu hijo y este podrá disfrutar más de la rutina. Quizás para desarrollar esta habilidad necesitarás una alarma o de alguien que te ayude a levantarte o de vencer la pereza. Si es que pierdes el sueño con facilidad, consulta con tu médico, pues existen en el mercado formas naturales para relajar tu cuerpo, como teces o suplementos alimentarios.
- Aliméntate bien. Modela comer vegetales y frutas.
- Saca tiempo para leerle a tu hijo. Demuestra que leer es divertido y placentero. Esto los ayudará a entender la lectura como un proceso maravilloso que los acercará al proceso de alfabetización.
- Ofrécele lápiz y papel en el hogar para que realice sus garabatos mientras realizas la lista de compras. Así, eres su modelo de escritura. Motívalo a que te diga qué escribió o qué cosas hay que incluir en la lista. Pronto verás cómo asocia las letras con las de su nombre.
- Demuéstrale alegría y crecerá pensando que puede ser útil para su familia y para otros.
Cordialmente,
Maestra
Reflexión final
Resaltar los valores debe ser una tarea genuina y continua. La NAEYC (2005), en su código de conducta ética, desarrolla ideales en el trabajo con familias. Aquí se incluye algunos de ellos y recomendaciones de acción para los educadores basados en el valor de la responsabilidad, el respeto y la solidaridad.
Ideal
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Acción a favor de la familia
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Ser versados en la base de conocimientos relacionados con la cooperación efectiva con las familias y mantenernos al día por medio de formación y capacitación continuas. | El educador debe mantenerse al día con investigaciones y estrategias para ayudar a las familias. Este ideal nos invita a: • Pertenecer a alguna organización que abogue por la niñez y sus familias. • Realizar lecturas que lleven al entendimiento sobre el tema de la familia y los valores. • Tomar cursos que nos ayuden a entender las raíces objetivas y subjetivas de las familias. • Unirse a colegas de su centro de trabajo para realizar conversatorios o foros e invitar a personas versadas en temas relacionados a las familias. |
Entablar relaciones de confianza mutua y cooperación con las familias a quienes servimos. | Recibe a los padres con una sonrisa. Háblales y recíbelos con información para compartir con sus familiares. Una hoja con información sobre el desarrollo, actividades para compartir juntos o una invitación para alguna actividad. |
Recibir con agrado a todos los familiares y animarlos a participar en las actividades del programa. | • Recibe a los padres con una nueva idea y una frase que los anime en la ardua tarea de educar. • Coloca en la puerta del salón frases o líneas motivadoras que tengan relación con los valores. • Prepara un área del salón con papel de estraza para que ellos reaccionen a lo leído durante esa semana. • Realiza una encuesta sobre sus intereses. Divide los temas para el semestre. Prepara opúsculos, pequeños artículos u hojas informativas sobre estos temas, y compártelas con los padres al recibir al niño. • Prepara algunas frases o historias motivadoras, y tenlas en una caja. Cuando los padres lleguen al centro, pídeles que escojan una. • Ofréceles un pedazo de tela 12 x 12 pulgadas para que escriban un mensaje a su hijo. Luego, cose todos los pedazos y forma una gran sábana o edredón. Preséntalo en un área del salón. • En una libreta, pega o escribe, cada semana, una tarea para las familias. Por ejemplo: sembrar una planta juntos, leer antes de dormir, jugar a realizar una receta juntos, escribir la lista de compras juntos, escoger un color y escoger un día para vestirse todos de ese color, realizar una tarea en la comunidad, entre otros. |
Escuchar a las familias, reconocer y extender sus puntos fuertes y competencias, y aprender de ellas al apoyarlas en su tarea de criar a sus hijos. | Escuchar a las familias nos ofrece un cuadro completo de sus preocupaciones, intereses y metas de vida. |
Respetar la dignidad y las preferencias de cada familia y esforzarnos por aprender sobre su estructura, cultura y lengua, sus costumbres y creencias. | Si tienes familias de diferentes nacionalidades, invítalas como parte del currículo a compartir sus tradiciones. |
Referencias
- Cortina, A. (2007). Ética de la razón cordial: Educar en la ciudadanía en el siglo XXI. España: Nobel.
- Freire, P. (2009). Pedagogía de la autonomía saberes necesarios para la práctica educativa. Buenos Aires, Argentina: Siglo XXI Editores.
- Hostos, E. M. de. (1989). Tratado de sociología. Obras completas, edición crítica. San Juan, PR: Instituto de Cultura Puertorriqueña & Editorial de la Universidad de Puerto Rico.
- National Association for the Education of Young Children. (2005). Código de conducta ética y declaración de compromiso. Washington, DC: Autor.